El Necaxa estuvo cerca de tirar a la basura las aspiraciones al título. Una ventaja de tres goles, que se pensaba imposible de remontar, fue descontada por un Querétaro que le puso dignidad a su eliminación, aunque se marchó con otra derrota de 3-2, en los cuartos de final (2-6).

Sobre el borde de la zona técnica, Guillermo Vázquez no comprendía cómo los Gallos, en los primeros 16 minutos, ponía contra las cuerdas a los Rayos. Pese a su experiencia en Liguillas, Memo sudaba frío, porque en dos fases finales ya le había ocurrido que los suyos sufrieran una remontada.

Apenas corrían tres minutos en el estadio Corregidora, cuando la tribuna no dejaba de desbordar pasión, por el tanto de cabeza de Macel Ruiz. Sin embargo, la hazaña todavía era una posibilidad.

Pero los pupilos de Víctor Manuel Vucetich siguieron el plan de trabajo: orden y juego colectivo, hasta que Lucumí, a los 16', aprovechó un centro de Ake Loba para firmar el 2-0 y otra explosiónd e felicidad en las gradas.

Ahora sí. La fanaticada creía en el milagro, se sabían cerca de la hazaña y con todo el tiempo del mundo, por lo que los Gallos fueron constantes en las llegadas al arco de Hugo González.

La visita tardó en plantarse y hacerse notar. Pese a que arrancaron con línea de cinco, se mostraron vulnerables hasta que encontraron su ritmo y le hicieron juego a una localía crecida. Los últimos minutos del primer tiempo fueron determinantes y fue donde aprovecharon los Rayos para derrubar a los plumíferos.

Luis Romo, defensa del Querŕtaro, fue expulsado por una dura entrada que Fernando Hernández revisó en el VAR. Desde ahí, los Gallos se desplumaron. No fueron los mismo.

Para la segunda parte, la intensidad por ambas escuadras se mantuvo alta, con más choques hostiles entre los jugadores, mas el Necaxa hizo valer su superioridad númerica en la cancha para bajar definitivamente al Querétaro de su nube, con goles de Christian Calderón, Luis Felipe Gallego y Maximiliano Salas.

Ahora sí, la hazaña estaba perdida. La noche quedo en un sueño y en otra explosión de emocones desde la tribuna, donde la porra aventó bombas de humo y vasos, reflejo del dolor y frustración de quedarse fuera de la Liguilla, cuando estuvieron tan cerca de frenar al rayo que cayó otras tres veces sobre los Gallos.

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