La cerró el año con otra victoria, con una muestra más que bajo el mando de Gerardo Martino es capaz de rehacerse, y después de un pésimo primer tiempo mostró una gran cara para derrotar 2-0 a Japón.

Dos de las tres puntas del Tridente tomaron la responsabilidad a la hora buena, Raúl Jiménez e Hirving Lozano marcaron los goles en los momentos que más se necesitaba haciendo ver mal al cuadro asiático que asustó demasiado en la primera parte.

Así llega a su fin el 2020 para el Tricolor, un cuadro que tenía un año lleno de compromisos que por la pandemia quedó en cinco amistosos, de los cuales ganó cuatro y empató uno, sacando calificación aprobatoria en la mayoría.

Así la Selección sigue siendo la campeona de los juegos amistosos, con tan buenos resultados que seguramente cerrará el año en el Top 10 del Ranking FIFA.

México comenzó muy envalentonado hacia adelante, pero Japón no fue tan medroso como lo fue Corea. Los nipones comenzaron primero a avanzar, después a robar pelotas y enseguida a atacar. Ahí emergió la figura de Guillermo Ochoa . El veterano portero detuvo en diez minutos cuatro oportunidades de gol, las cuáles fueron de todo tipo, de disparo de larga distancia, achicando u recorriendo su área.

¿Qué le falló a México? Las líneas se alargaron, tanto que se rompieron, Luis Romo no era ni pivote o defensa, Orbelín Pineda ni creaba ni defendía, los demás pasaban de noche mientras la defensa se multiplicaba.

Si, el primer tiempo que sufrió, no que jugó la Selección Mexicana , es un buen aprendizaje, pero en la cuestión de exigencias hay que decir que el equipo fue superado de inicio a fin, y ninguno forma de salir aventar, más allá de que el equipo nipón bajó el ritmo.

Cambios de posición, cambios de hombre y cambio de actitud vivió el Tricolor en la segunda parte. Con Pineda y Romo jugando más sueltos, además de cambiar de banda a Jorge Sánchez, México mostró su segundo rostro, el de dominador y hasta contundencia hubo con el taconazo de Orbelín y la gran definición de Raúl Jiménez (63').

La inercia duró cuatro minutos más, ahí vino el servicio de Henry Martín que Hirving Lozano aprovechó con su velocidad para marcar el 2-0 (67').

Lo poco que se pudo ver después, por la espesa niebla que cayó sobre el estadio de Graz, fue muchos intentos por ampliar el marcador. Ochoa ya ni tocó el balón.

Se cerró bien el año.

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