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La hipotensión, o presión arterial baja, aunque suele considerarse saludable en muchos casos, puede provocar síntomas molestos que afectan la calidad de vida.
Como primera clave, se debe identificar cuándo los niveles de presión descienden demasiado, es decir, por debajo de 90/60 mmHg, ya que esto puede causar mareos, debilidad, náuseas, palpitaciones y fatiga. La Dra. Pauline Swift, presidenta de Blood Pressure UK, sugiere monitorear la presión arterial regularmente, ya que muchas farmacias ofrecen este servicio sin costo. Consultar a un profesional es clave para evaluar si estos niveles son seguros o si se requiere algún ajuste en el tratamiento médico.
¿Cómo evitar la hipotensión postural?
La hipotensión postural se produce cuando la presión arterial baja repentinamente al levantarse después de estar sentado o acostado, provocando mareos o incluso desmayos. Este fenómeno es más común con la edad, debido a la pérdida de elasticidad en las arterias. Para prevenirlo, es recomendable evitar estar sentado por largos períodos y levantarse de forma gradual.
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La experta Regina Giblin, de la British Heart Foundation, sugiere hacer movimientos simples como estirar y doblar las piernas antes de ponerse de pie para mejorar la circulación. En algunos casos, el uso de medias de compresión puede ayudar a mantener la presión en las extremidades y prevenir los síntomas, aunque es necesario consultar a un médico antes de usarlas.
¿Cómo mantener una buena hidratación y un consumo adecuado de sal?
La hidratación es esencial para quienes padecen de presión arterial baja, ya que el consumo adecuado de líquidos ayuda a mantener un flujo sanguíneo estable. Los expertos recomiendan beber al menos dos litros de líquido al día, que pueden incluir agua, té, café o caldos.
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Consumir líquidos por la mañana resulta particularmente útil, pues contribuye a dilatar los vasos sanguíneos y mejora la circulación. En cuanto al consumo de sal, algunas personas pueden beneficiarse al aumentar ligeramente su ingesta, ya que el sodio ayuda a elevar la presión. Sin embargo, esta medida debe ser evaluada por un profesional de la salud, especialmente en personas con condiciones como hipertensión o enfermedades renales, donde un exceso de sodio podría resultar perjudicial.