Al analizarse el voto duro —que se considera asegurado o “garantizado” en las bases partidistas— de esta misma manera en el periodo 2000-06 se encontró que el albiazul tenía al menos 7 millones 700 mil apoyos y que para 2018 enfrentaría una caída de 14%. Mientras tanto, el PRI registraría un aumento de 2%, es decir, 191 mil sufragios adicionales para 2018 y el PRD sería el partido con un mayor descenso, al pasar de 3 millones 600 mil a un millón menos, lo que representa una disminución de 28% en este renglón.
Lo anterior implica que si en las últimas tres jornadas presidenciales el candidato ganador obtuvo 15 millones 900 mil votos en 2000, 15 millones en 2006 y 19 millones 200 mil en 2012, el promedio de apoyos necesarios para lograr la victoria en las urnas está en el orden de 16 millones. Acción Nacional y el PRD tendrían así más de la mitad gracias a su alianza Por México al Frente con 9 millones, al tiempo que el PRI tendría la mitad [8 millones] de los requeridos.
Ante la desbandada
“El tema es que ese voto duro necesita crecer para ganar la elección presidencial y nosotros estimamos que tendrá que aumentar en 10 millones para el PRI [hasta sumar 18 millones]. El voto duro aumenta en un periodo corto de tiempo, si el partido está o no en el poder y disminuye si el partido sufre cambios, por ejemplo, el PRD, que tiene la desbandada de Morena”, explicó Patricia Carranza, directora de Telus. Por otro lado, detalló Carranza: “En este proceso tendremos la aparición de independientes.
“Si la ex panista Margarita Zavala logra registrarse, seguramente habría una desbandada del PAN, de ese voto duro, hacia el PAN calderonista. Realmente no esperamos que Por México al Frente tenga el voto duro completo en la elección de 2018. La clave para los independientes está en posicionarse en el espectro ideológico. Ahí tendrán la capacidad de restarle voto duro a los partidos”, explicó.
Andrés Manuel López Obrador, aspirante de Morena, en alianza con los partidos del Trabajo y de Encuentro Social, formación que participará en su primera elección presidencial, obtuvo en los dos últimos comicios de este tipo, en 2006 y 2012, al menos 14 millones de sufragios. Si restamos los 2 millones que el PRD recibe como voto duro en promedio, eso dejaría a López Obrador con al menos 12 millones, por lo que la pregunta que surge es qué tanto le afectará el cambio de partido. “Estás hablando de un voto duro ideológico. De uno de la izquierda. La izquierda en México tiene un cierto voto. Finalmente este tema de las ideologías lo que hace es que se divide.
“Ahora van a tener un tope más bajo los partidos políticos. Con Morena y PRD es lo que pasa. Su tope disminuyó, ahora habrá que ver, no es que entre los dos estén sumando electores, sino que se los dividieron y la verdad es que el que salió perdiendo fue el PRD”, puntualizó Arturo Espinosa, director de Strategia Electoral, laboratorio de análisis en el tema.
Continuó: “Hay que ver si sale perdiendo el PRD porque dejó de ser una opción, o si el que atrae el voto es Andrés Manuel López Obrador. Creo que en general el voto duro es por partido y no por candidato. Justo cuando hay mayores niveles de participación o cuando hay una distinción entre el voto es porque hay un buen candidato. “Al día de hoy Andrés Manuel tiene 14 millones de votos. Habrá que ver de esos cuántos son del sol azteca”, indicó. “Su estrategia ha sido enfocada en ir a los lugares con mayor cantidad de votos y no obstante recorre el país”, comentó Patricia Carranza.
“Con eso, tomando en cuenta la desbandada de perredistas hacia Morena y con los votos que él genera como candidato, con eso le alcanzaría para llegar al menos a 16 millones. Y si se le suma el voto antisistema, que es la gente que quiere al PRI fuera de Los Pinos”.
El peor desempeño
El análisis de EL UNIVERSAL estima la cifra mínima —con base en resultados históricos— que podrían obtener los partidos. Por ejemplo, el peor desempeño que registró la Sección 5 de Aguascalientes fue de 12% para el PAN en 2006. Ese sería el peor escenario para el proceso de este año en términos históricos. La cantidad se multiplicó por la lista nominal al cierre de diciembre de 2017 por un promedio de porcentaje de votación por sección. De ahí se desprende el peor escenario de cada instituto por sección y se efectuó el mismo ejercicio para el resto de las 68 mil secciones.
“Tomando en cuenta que nuestros niveles de participación son de 60%, casi la mitad es voto duro pero la otra mitad es voto volátil, flexible. El sufragio duro hace que a los partidos les convenga que menos gente participe, es mejor para ellos. ¿Por qué? Porque sabes que tu apoyo duro va para ti. A mayor participación es voto flexible. Esto a los del sufragio duro más alto les perjudica y desde luego a los que tengan mejores candidaturas, o que hayan hecho mejores campañas, les puede beneficiar”, expuso Espinosa.
Respecto al caso de los independientes, el especialista consideró que Pedro Kumamoto, aspirante al Senado por Jalisco, “seguramente se jalará el voto de muchos indecisos. La gran pregunta es: ‘¿Qué tanto los perredistas están dispuestos a votar por Ricardo Anaya, precandidato a la Presidencia de Por México al Frente?’, ese es el tema. La verdad, si lo ves en función de las alianzas que ha habido, puede ser que sí lo estén. La dis- yuntiva es: ‘¿Qué tanto prefieren votar por otro candidato, sea Andrés Manuel o el PRI o no apoyar a su partido, o qué tanto me sacrifico y voto por alguien que no es de mi partido pero va en alianza conmigo?’, son variables que hay que considerar para esta elección”.
Triunfos consecutivos
En los últimos seis comicios federales para legisladores, 2000, 2003, 2006, 2009, 2012 y 2015, el PRI es el partido que más secciones electorales ha ganado de manera consecutiva. Es decir, en los seis procesos el tricolor se ha impuesto en 7 mil 451 secciones electorales, 10% del total. Le siguen el PAN con 5 mil 367 secciones y el PRD apenas con mil 61 secciones. Para decirlo de otra forma, 20% de las secciones electorales no ha cambiado de partido líder en los últimos 15 años. Con el corte de la lista nominal emitida por el Instituto Nacional Electoral (INE) en diciembre de 2017, estas secciones ganadas por PRI, PAN y PRD representarían un total de 16 millones, 7 millones y un millón 400 personas en las zonas donde estos partidos han triunfado, respectivamente. Pero de ellas sólo un millón 400 mil, en el caso del PRI y del PAN, serían las que siempre han sufragado a su favor, siguiendo la dinámica de participación de voto por sección y de promedio de apoyo por partido.
El PRI posee voto duro o “garantizado” en 31 de los 32 estados del país, la excepción es Baja California Sur; el PAN carece del mismo en Baja California Sur, Guerrero, Hidalgo y Tabasco. A su vez, el PRD tiene representación en 40% del país y ha sido dominante en la Ciudad de México y Tabasco, entre otras entidades.