Jorge A. Charles Coll

Recientemente el INEGI publicó las cifras de crecimiento del PIB correspondientes al segundo trimestre del 2019, las cuales revelan un magro crecimiento de apenas 0.1%, lo que representa una severa desaceleración de las actividades económicas en México, tras el crecimiento de 0.2% en el primer trimestre del año. Lo anterior nos ubica apenas unos puntos porcentuales de la recesión técnica, a la cual, por definición, se llega después de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo y representa el preludio de una crisis económica.

Mucho se ha discutido sobre los efectos económicos de la inseguridad en la economía y en el PIB. Gracias al Índice de Paz en México, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, así como a las encuestas de victimización realizadas periódicamente por el INEGI, tenemos una idea clara del costo que la delincuencia tiene en nuestra economía, la cual se estima en el orden del 24% del PIB. Lo anterior representa un monto estimado de $5.16 billones de pesos, o bien $5.16 millones de millones de pesos y constituye un verdadero lastre para nuestra economía.

Adicionalmente, un estudio reciente publicado por BANXICO estima que un incremento del 1% en la incidencia de homicidios dolosos, reduce los flujos de inversión extranjera directa (IED) en 0.43%. De igual manera, un incremento del 1% en la incidencia de robo propicia una reducción de 0.97% en la entrada de IED.

Únicamente tomando en cuenta el efecto del homicidio y considerando que hasta el mes de junio los niveles de este delito habían incrementado 6% con respecto al año previo, esta situación representaría una reducción potencial de aproximadamente $16 mil millones de pesos en Inversión Extranjera Directa, tomando como referencia la cifra del 2018. Lo anterior asumiendo como fijos todos los demás factores que inciden en los flujos de inversión, como lo son las tasas de interés, la inflación, el tipo de cambio, la propia estabilidad económica, entre otros.

Si bien lo anterior es de gran relevancia, también es cierto que se ha hablado poco sobre el hecho de que esta relación causal entre inseguridad y desempeño económico se presenta de hecho en ambos sentidos, es decir, existe una condición de endogeneidad en la que también el desempeño económico ejerce efectos en los niveles de inseguridad.

La mayoría de los estudios que han abordado esta temática concluyen que existe una relación inversa entre el crecimiento económico y la criminalidad, esto significa que cuando la economía tiende a deteriorarse, la incidencia de crímenes tiende a incrementarse, principalmente a través del efecto que las crisis ejercen en los niveles de desempleo y los salarios reales. De igual manera, cuando las economías crecen, la criminalidad tiende a disminuir en la medida en que existen más oportunidades laborales y el gobierno cuenta con más recursos para el combate a los delitos y la impartición de justicia.

En un estudio publicado por el Foro Económico Mundial se encontró evidencia de que la probabilidad de que un individuo decida incurrir en actividades ilícitas se incrementa entre 4% y 10% en la medida de que existen menos oportunidades laborales tras un deterioro de las condiciones económicas. Así mismo, afirman que este efecto negativo se intensifica conforme el individuo cuente con menor nivel de instrucción o cualificaciones laborales, los cuales cuentan con menos posibilidad de acceder al mercado laboral. (WEF, 2015)

Por otra parte, un estudio publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, realizado con una muestra de 18 países en los que se incluyó a México, encontró también una relación significativa entre las crisis económicas y la incidencia del delito. En específico se afirma que “delitos patrimoniales realizados con violencia, tales como el robo en distintas modalidades son los más afectados durante una crisis, con incrementos de hasta el doble en algunos contextos”, así mismo “en algunos casos, también se observó un incremento en homicidio y robo de vehículo durante períodos de crisis” (UNODC, 2011).

Si las condiciones económicas siguen presentando un deterioro acelerado como el que se observó durante el primer trimestre del año, podríamos encontrarnos en el inicio de una espiral negativa en la que, por una parte, se observe un incremento adicional en la incidencia de delitos, en especial en el homicidio doloso y los delitos patrimoniales, los cuales a su vez incrementarán el costo económico que tiene la inseguridad en el PIB, retroalimentando un ciclo negativo en ambos sentidos.

Invertir en seguridad pública es sin duda la mejor inversión que el gobierno actual puede realizar, disminuir la incidencia delictiva no solo permitiría liberar un potencial económico de $5.16 billones de pesos, también incrementaría la inversión extranjera, generaría empleos, aumentaría los ingresos fiscales para el presupuesto público y propiciaría un crecimiento económico que revertiría la tendencia tanto económica como de seguridad que se encuentra actualmente en franco deterioro.

Director Ejecutivo
Observatorio Ciudadano Tampico, Madero, Altamira A.C.

Referencias:

https://www.weforum.org/agenda/2015/03/do-recessions-increase-crime/
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49079323
https://www.milenio.com/negocios/inversion-extranjera-directa-aumenta-6-4-mexico-2018
https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/statistics/crime/GIVAS_Final_Report.pdf

Google News

Noticias según tus intereses