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El fácil acceso y la sobreexposición que niños y adolescentes tienen a videos de contenido agresivo influyen en el proceso de normalización y socialización de la violencia, al grado de perder empatía por las víctimas. Especialistas señalan que el consumo de este tipo de material audiovisual influye en los cambios de conducta de este sector de la población.
Durante una búsqueda realizada en Facebook con las palabras “peleas y secundaria”, en segundos se desplegó una lista de más de 100 videos de jóvenes, hombres y mujeres agrediéndose. Varios de los materiales rebasan las 250 mil reproducciones.
México ocupa el quinto lugar de América Latina en consumo de internet. Los niños de 14 años o de menor edad pasan 35.8 horas a la semana en línea, por debajo de Brasil, Perú, Colombia y Chile, de acuerdo con el estudio Consumo de medios de niños, adolescentes y padres en América Latina 2017, que realizó Familyes.TV. La forma de acceso en su mayoría es a través de teléfonos inteligentes y computadoras portátiles.
Expertos consultados por EL UNIVERSAL coinciden en que, ante esto, la normalización de la violencia es visible cuando los jóvenes incentivan a otros a continuar peleando. Casos como el alumno que golpeó a su profesor frente a sus compañeros en Tabasco, la estudiante de secundaria que hirió a su maestro de matemáticas en Nuevo León, entre otros, son parte del contexto en el que viven los mexicanos.
El video del último caso está disponible en diversos canales de YouTube, cuenta con 18 mil 60 reproducciones; se advierte que el contenido podría herir la susceptibilidad del usuario y se pide un correo electrónico para corroborar la edad del usuario; sin embargo, esto no es garantía de que los niños y adolescentes no lo vean.
Martín Barrón Cruz, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), declara que la exposición a la inseguridad llega a situaciones extremas, por ejemplo, “el caso de los niños en Tamaulipas que saben que cuando hay una balacera se tienen que tirar al suelo en su salón de clase. Aprenden cómo sobrevivir a un enfrentamiento armado, eso no es normal. Hacen falta estudios de cuál es la gravedad del daño sicológico”.
Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la UNAM, indica que los niños, por ejemplo, observan videos de YouTube o viodeojuegos con alto contenido de violencia sin ningún tipo de supervisión, lo que provoca que se insensibilicen.
La neurosicóloga dice que este proceso se debe a que “el ser humano tiene inhibidores de violencia y de agresión. Al estar viendo que se avanza matando y violando, sobre todo un cerebro en formación, la percepción cambia. Apaga tu sistema biológico que está ahí para que puedas vivir en sociedad y genera individuos que están menos sensibles a la violencia”.
Declara: “La agresión es inherente al ser humano, pero la violencia se aprende. La agresión es hipertrofiada, es decir, no tiene un objetivo de supervivencia de la especie, sino que busca causar daño físico o sicológico”, explica Ostrosky.
Asegura que el país es cada vez más violento: “Hay un vacío de poder, en el que los grupos sociales lo toman y los niños viven en esos ambientes. ‘Vamos a defendernos, nos están atacando’, eso provoca miedo, angustia, frustración y se vuelve un círculo vicioso en donde las bases de la empatía, que es responder al dolor del otro, se apagan”.
Una solución al problema, de acuerdo con la especialista, es que en las escuelas existan programas enfocados a cuestiones emocionales, puesto que en general los maestros no son elegidos con base en rasgos de personalidad y no podrían con toda la responsabilidad.
Barrón Cruz critica que se le pida al docente ser “un todólogo”, encargo que está fuera de su alcance.
“A los docentes les estamos exigiendo demasiado, que den clase, que sean sicólogos y que atiendan aspectos de violencia. Un profesor no está capacitado para esto. Dejar todos al maestro es una enorme irresponsabilidad, el profesor debe ser todólogo para atender a 50 chamacos”.
Como en el caso de Tabasco, que sucedió en un Colegio de Bachilleres, en el municipio de Cárdenas, en el video difundido en redes sociales entre gritos de: “¡Cálmate, Carlos!”, se observa al alumno parado discutiendo con el docente que está sentado en su escritorio, de repente el estudiante se le va encima y lo empieza a golpear. Al parecer, el joven no tuvo permiso para salir del aula.
La violencia que está surgiendo en el país es producto de distintas variables como la individual, familiar y social, concluyen los expertos.