Moisés Rodríguez Márquez y su familia abandonaron Venezuela el 12 de septiembre y pasaron entre cuatro y cinco días en la selva Tapón del Darién, en el límite de Panamá y Colombia.

“Nos tenemos que quedar en México un tiempo. Estamos atrasados por las reglas que pusieron en Estados Unidos… Aquí nos han dado comida, refugio y en realidad no hay ninguna queja, sólo con el personal de migración, pero cada quien tiene su experiencia, como en la selva, pues hay que pasar hambre, humillaciones.

“Tenemos que seguir… Lo más difícil fue pasar a México, nos han puesto muchas trabas en migración, aparte la extorsión de 100 o 500 dólares, de lo contrario te devuelven al país. Te tratan como delincuente, no hay simpatía. La misión es llegar a Orlando, Florida, porque es donde vive mi mamá”, dice Moisés, mientras carga a su hija de un año.

Acompañado de su esposa, hijos, abuelos, primos y tía, el hombre cuenta que llegaron alrededor de las 8:30 horas a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Moisés y su familia acudieron a gestionar una solicitud de refugiados para transitar en la Ciudad de México y conseguir empleo.

Afirma que su plan es permanecer en la capital un tiempo e insiste en que no regresarán a su país y en dado caso estarían dis puestos a quedarse en México.

“Salimos de Venezuela por la política, extorsiones, secuestros… Trabajaba como barbero, mi esposa Bianca era cocinera… Vendimos todo lo que teníamos. Ahora estamos aquí los nueve esperando que nos resuelvan la situación”, detalla Moisés.

Bianca, su esposa, recuerda que la selva es peligrosa porque hay riesgo de resbalarse o de ahogarse en el río.

“Pasamos dos días sin comer, y bebimos agua del río… Con los niños la gente es un poco más sensible, pero de todas formas es peligroso porque hay grupos armados. Nos enteramos del caso de un niño de seis años que falleció por una bala que le destrozó el cráneo… Luego en México, con los de migración que tratan a la gente de una forma denigrante, te amenazan que te van a devolver, piden dinero”, cuenta.

Martha, tía de Moisés, agrega: “En la selva caminamos como 16 horas y nunca llegamos a ningún lado, el río creció mucho, mi sobrina Bianca casi se ahoga, pero un señor la salvó… Después de tantos intentos llegamos al refugio de la ONU en Panamá, pero fue toda una travesía”.


“Nuestro plan es trabajar y ayudar a la familia”

Los hermanos Carlos y Wilson Guerrero llegaron a México el 5 de octubre. Dejaron Caracas por la delincuencia y falta de empleo y hoy buscan ser reconocidos como refugiados y establecerse en la Ciudad de México.

“Queremos trabajar como tatuadores y mandarle dinero a la familia… El sueldo no alcanza en mi país. Trabajaba en una empresa familiar, era el encargado de hacer servicio a los autos, pero por más que te esfuerces el dinero no alcanza”, señala Carlos, mientras espera ser atendido por las autoridades de la Comar.

Asegura que las autoridades de México lo han tratado bien al igual que en los otros países. “Es como en todo, tienes que saber hablar, que te entiendan. La salvación es individual porque nadie te va a ayudar, tienes que imponerte porque Nicaragua, Guatemala, son peligrosos, te roban”.

Carlos dice que quiere circular legalmente en la Ciudad de México y que actualmente permanecen en la casa de un amigo, quien se ha encargado de solventar sus gastos.

“A mi amigo lo conocí hace años por medio de un primo y nunca pensé que me brindaría ayuda para dejar mi país… Estoy agradecido porque no tengo que quedarme en un albergue o la calle. Mucha gente está pasando una situación muy dura y más con las restricciones que puso Estados Unidos.

“En un principio queríamos llegar a Chicago porque ahí tengo a mi prima. Ella se casó con un norteamericano hace muchos años y ya nos había dicho que abandonáramos el país, pero la verdad no queríamos dejar a nuestra mamá porque se quedó sola y es una persona mayor… Ahora hay que ver lo positivo. Espero que a futuro la pueda traer, aunque sea a México porque la idea de llegar a Chicago cada vez la veo más lejos”, indica Carlos, quien tiene 25 años.

“Ya abandoné la idea de llegar a EU”

Jonathan González, de 35 años, y originario del estado de Zulia, Venezuela comenta que desistió de llegar a Estados Unidos porque se quedó sin dinero y prefiere permanecer en México. Por ese motivo acudió a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) para realizar su solicitud de refugio.

Jonathan, quien llegó hace un mes a México, dice que la situación económica en Venezuela es terrible y no puede vivir en un país donde le pagan 10 dólares mensuales, además de la persecución política por pensar diferente.

“Te excluyen de todos los programas, tienes que salir de todas maneras porque es muy difícil ver a tus dos hijos muertos de hambre y no poder ayudarlos. ¿Qué vas a hacer? Entonces, te expulsan de tus raíces porque la situación no la aguantas y prefieres dar la vida en la travesía para tratar de conseguir un futuro mejor para la familia que ver a tus hijos morir.

“Trabajaba en una empresa de petróleo como supervisor de operaciones. Tuve que dejar a mi familia… En la empresa me excluyeron simplemente por pensar diferente. Lo más fuerte es la selva del Darién, entre Colombia y Panamá. Es un trauma porque observas muchas atrocidades; me tardé tres días en cruzarla”, recuerda.

Jonathan detalla que la ruta fue: Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. También señala que ya lleva un mes en el país y no tiene un lugar en donde pasar la noche.

“Traigo mi sarape… Acudí a la Comar porque ya desistí en llegar a Estados Unidos porque no tengo más dinero para seguir avanzando. Quiero integrarme a la sociedad como cualquier ciudadano, conseguir trabajo y mandarle dinero a mi familia”, expresa.

Piden asilo más de 8 mil venezolanos

De enero a septiembre, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ha recibido 8 mil 665 solicitudes de refugio de venezolanos, 41.5% más que en 2021.

Se trata de la cuarta nacionalidad con mayor número de solicitantes, que en 2020 registró 3 mil 242 y en 2021, 6 mil 123. Actualmente se reciben en promedio 32 solicitudes diarias.

Honduras encabeza la lista con mayor número de solicitudes de enero a septiembre, con 23 mil 146; le sigue Cuba, 14 mil 56; Haití, 11 mil 628; Venezuela, 8 mil 665 y Nicaragua, 7 mil 795.

El coordinador general de la Comar, Andrés Ramírez, señaló que atenderán a los venezolanos que se encuentran en el norte del país sin haber solicitado refugio.

“Ya empieza a devolver a muchos venezolanos. Se habla incluso de mil diarios, es decir 200 por los cinco puntos fronterizos del país... Se han saturado los albergues, como en Matamoros y Piedras Negras.

“Muchas veces han optado las autoridades por cambiarlos de albergue, por ejemplo, a la Ciudad de México… Tenemos las puertas abiertas para quien llegue a registrarse y quiera solicitar la condición de refugiado”, señaló.

Enfatizó que hay flexibilidad para quienes solicitaron refugio en México, pero abandonaron su procedimiento, es decir que fueron registrados en el sur y quieren la reapertura del caso.

Resaltó que este año hay varias características distintad respecto a los pasados, una de ellas, es el hecho que se puso visa a los venezolanos por parte del gobierno de mexicano.

Y agregó: “Ahora, la gran mayoría viene vía terrestre atravesando la región del Darién, ubicada en el límite de Panamá y Colombia, es una selva peligrosa, siguen un itinerario muy complicado hasta llegar a nuestro país”.

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