Los ocupantes y administradores del auditorio Justo Sierra reclamaron que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está buscando generar un “enemigo común” en ellos como okupas ilegales del espacio en lugar de enfrentar los problemas de la institución. Inclusive acusaron al gobierno federal de utilizar el programa Pegasus para espiarlos.

En un posicionamiento en sus redes sociales, los okupas se dijeron víctimas de intimidación y acoso por parte de las autoridades universitarias y la policía para intentar desalojarlos del espacio que tomaron desde septiembre de 2000.

“Han intentado de todo: con carteles de se busca falsos, han hecho falsas acusaciones de narcomenudeo, de portación de explosivos, hasta de huachicoleros, han hecho más de 50 hoyos en el techo en temporada de lluvias para que se cayera, han detenido a nuestros compañeros con falsas acusaciones, nos han seguido, intimidado, nos han acosado con sus elementos de seguridad internos y policiacos, han disparado sus armas de fuego contra el espacio, las personas y una perrita”, denunciaron en un texto en su página de Facebook Auditorio Che.

Ayer EL UNIVERSAL publicó que, a 20 años de la entrada de la Policía Federal a Ciudad Universitaria, los administradores del Justo Sierra limitan el acceso de los estudiantes al espacio y lo tienen en una situación de abandono y daño, de acuerdo con lo que se pudo comprobar en un recorrido en la zona.

Sobre otras informaciones periodísticas que se han publicado, dijeron que han sido víctimas de un sinnúmero de campañas en sus medios de comunicación en contra del auditorio y las personas que ahí se organizan, y que son espiados.

“Han fotografiado, filmado y seguido a las personas que se organizan en el auditorio, han puesto cámaras escondidas, han gastado miles de pesos en hackear de equipos con su programa Pegasus”.

Desde que fue tomado por organizaciones y colectivos políticos hace casi 20 años, Justo Sierra no ha recibido ningún tipo de mantenimiento correctivo ni preventivo.

El Manual de Mantenimiento de la Planta Física de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM refiere que este tratamiento debe hacerse de manera rutinaria cuando menos una vez al año, especialmente después de sismos.

El documento detalla que es prioridad y obligación de las entidades y dependencias dar mantenimiento preventivo a los inmuebles de la Universidad para evitar el deterioro, abatir los costos de conservación y reducir al mínimo el mantenimiento correctivo, el cual se define como restablecer las condiciones de operación después de una falla o deterioro grave.

La revisión a los edificios incluye inspecciones periódicas visuales, recorridos, verificación del estado de los sistemas eléctricos y las bombas de agua, a fin de detectar y prever anomalías en las instalaciones, además de limpiar las azoteas, y avalar dictámenes sobre el estado del impermeabilizado.

En las estructuras de concreto, el manual establece que debe revisarse una vez al año la horizontalidad y verticalidad de sus componentes, además de monitorear permanentemente fisuras o grietas en columnas, trabes, muros losas y pisos.

Igualmente, se indica que los muros y paredes de los inmuebles universitarios deberán mantenerse siempre libres de expresiones gráficas, “salvo los destinados para colocar señales” para la comunidad.

El Código de Ética de la Universidad prohíbe específicamente lucrar con los bienes para beneficio personal.

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