Un Zócalo atiborrado para festejar “siete años de transformación” no sólo fue escenario para mostrar el músculo del movimiento que arropa a la presidenta , sino para que la Mandataria también perdonara a los legisladores y figuras de Morena envueltos en el ojo del huracán en el último año.

La Titular del Ejecutivo gritó que había 600 mil ciudadanos reunidos en el Zócalo y en las calles aledañas. Con un vestido rojo y azul con bordados indígenas convirtió el séptimo aniversario de la transformación en una redición de su Primer Informe de Gobierno, con datos, cifras, logros, para un publicó por momentos cansado, pero que no le falló cada que se requirió con el clásico: “¡Presidenta, Presidenta!” y “¡No estás sola, no estás sola!”.

Abajo del templete, separados nuevamente por una valla de metal, los senadores, diputados federales y de Morena, los llamados descarriados, algunos impresentables, entre los que se encontraban Andrés Manuel López Beltrán, Ricardo Monreal, Manuel Velasco, Luisa María Alcalde, Adán Augusto López, Victoria Rodríguez Ceja y Alejandro Esquer, quienes en octubre pasado, en el cierre del primer año de gobierno, fueron cercados con una valla tras haberle dado la espalda en marzo por estar “distraídos”.

Entre los asistentes se encontraba Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización de Morena. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
Entre los asistentes se encontraba Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización de Morena. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
El senador morenista Adán Augusto López fue una de las figuras que recibió el “perdón presidencial”. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
El senador morenista Adán Augusto López fue una de las figuras que recibió el “perdón presidencial”. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL

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Sin embargo, al final del discurso el castigo presidencial se levantó cuando Claudia Sheinbaum los saludó de mano y con abrazos.

Con este gesto, la Presidenta pareció dar borrón y cuenta nueva a aquel episodio.

La maquinaria guinda estuvo aceitada desde temprano. Mientras legisladores, gobernadores y dirigentes terminaban de desayunar en los restaurantes emblemáticos del Centro Histórico, los simpatizantes del movimiento llegaban en masa de todo el país.

Lo mismo en camiones, combis, autobuses. Desde Nogales, Sonora, en un viaje de 30 horas, que de la Montaña de Guerrero o microbuses desde Milpa Alta o Xochimilco, de donde bajaron los contingentes guindas, sobre todo personas de la tercera edad, que sentados en las banquetas saborearon tortas de tamal, atoles y tacos de canasta.

Simpatizantes de todo el país llenaron la Plaza de la Constitución. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
Simpatizantes de todo el país llenaron la Plaza de la Constitución. Foto: Carlos Mejía / EL UNIVERSAL
Contingentes de jóvenes marcharon por avenida Juárez hacia el Zócalo para apoyar a la Presidenta. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL
Contingentes de jóvenes marcharon por avenida Juárez hacia el Zócalo para apoyar a la Presidenta. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL

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Esta vez no hubo vallas de acero ni granaderos ni el Bloque Negro o grupos de provocadores. Todo en orden para que el oficialismo y Morena muestren el músculo a la Presidenta.

Misión cumplida, presumieron los líderes de CATEM, Pedro Haces, y el del SNTE, Alfonso Cepeda, quienes llevaron los mayores contingentes al Zócalo.

Al final, el besamanos, la foto con el dirigente sindical, el alcalde, el delegado, el líder de Morena o del PT, los pases de lista donde se requerían, las selfies y las largas filas.

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