A una semana de dejar el cargo, el consejero del INE, reconoce que ser un árbitro visible ha traído costos y ataques, pero que, de lo contrario, hubieran tenido que entregar la autonomía e independencia del instituto al gobierno; considera que esta acción quizá no les sea perdonada, aun tras salir del Consejo General.

En su oficina en la sede del INE, que ya comienza a vaciar después de nueve años, sostiene que las y los consejeros que lleguen el 4 de abril deben ser imparciales, ya que de alinearse con una fuerza política o el gobierno, estarían traicionando su mandato como autoridad electoral.

En entrevista con EL UNIVERSAL, señala que las elecciones de 2024 serán las más competidas y ningún partido tiene asegurada la victoria, por lo que el INE será el “ancla de estabilidad” ante un gobierno poco democrático.

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¿En qué condiciones se quedará el INE tras la renovación de consejeros?

—El balance estructural es que el INE hoy en día hace realidad todo lo que la Constitución y las leyes contemplan para tener elecciones libres y auténticas, y garantizar el derecho al sufragio efectivo de la ciudadanía. Logramos todo lo que la ambiciosa reforma de 2014 se imaginó.

Coyunturalmente nos estamos yendo del INE en medio del mayor embate del que se tenga noticia desde el poder contra una autoridad electoral independiente y profesional. No nos va a tocar ver ganar esta defensa de la democracia, pero podemos decir que nos vamos con la satisfacción de no haber dejado perdida la batalla. Renunciamos a capitular, a obedecer, a ceder, a entregar la plaza. Dejamos a un INE bajo ataque, pero de pie.

¿Existen riesgos si llegan perfiles afines a Morena u otra fuerza política?

—No debería de haber perfiles afines, lo que debería de haber es gente con la confianza de todos los actores políticos. Los 11 consejeros que hoy estamos somos fruto de tres grandes acuerdos políticos, de tres diferentes legis-laturas, con distinta composición. En esta renovación, son consejeras y consejeros que se van a quedar hasta 2032: van a organizar la elección de 2024, la intermedia de 2027 y la otra presidencial de 2030, más cerca de 300 procesos electorales locales.

Bueno, si alguien está al servicio de una fuerza política o del gobierno puede manchar esas elecciones y sería atentar contra la Constitución y contra la democracia. Un INE al servicio del gobierno no le sirve a la democracia.

¿Por qué cree que Morena tiene animadversión hacia usted y Lorenzo Córdova?

—Digamos que nos tocó bailar por la cultura política más fea, que es la del autoritarismo. Nosotros hemos jugado un papel que hubiéramos querido jugar, porque hemos sido unos consejeros que han tenido que enfrentarse incluso al poder político, de manera que es evidente que el gobierno y su partido tienen una animadversión.

Teníamos dos opciones. Una vez que empezó la andanada contra el INE, podíamos haber cedido para no ser atacados y para tener un bajo perfil e irnos con la venia del Presidente, obedeciendo; pero eso implicaba entregar la autonomía del INE, que el gobierno decidiera por nosotros, que nos instruyera qué hacer. Si hubiéramos sido consejeros obedientes, nos habríamos ahorrado ataques y señalamientos; a lo mejor nunca se nos hubiera mencionado en una mañanera.

La otra opción fue actuar conforme lo que juramos cuando tomamos posesión el 4 de abril de 2014, que fue reivindicar la independencia, autonomía, legalidad, objetividad, imparcialidad y la máxima publicidad ¿Eso ha tenido costos? Sí, en lo personal nos atacan y quizá nos seguirán atacando. Lo que hemos visto en este sexenio es que quien deja su cargo de manera adelantada y con la cabeza gacha obtiene el perdón del poderoso; quizá a nosotros no nos perdone haber sido independientes. Pero gracias a eso, creo, el INE está en pie.

Gracias a la decisión no de dos consejeros, quizá somos los más visibles, pero del Consejo, porque no hay ninguna decisión que haya sido de dos.

¿Cuál es el panorama de las elecciones de 2024?

—Yo creo que hay tres claves. Primero, van a ser unas elecciones muy competidas. Nadie tiene ganada la elección, ninguno de los cargos que están en disputa está ganado para nadie y es una buena noticia.

Segundo, un gobierno que se sustrajo del respeto a las reglas del juego democrático. Yo veo signos de conducta de nuestro Presidente muy similares a los de Trump y Bolsonaro, que sólo son capaces de reconocer el resultado electoral cuando les es favorable. Me preocuparía que el Presidente no fuera capaz de aceptar una eventual derrota; el triunfo lo va a reconocer. Y tercero, si vamos a una elección muy competida y con un gobierno poco democrático ¿dónde está la clave de la estabilidad y la paz pública? En que las elecciones estén muy bien hechas técnicamente, es decir, el ancla de estabilidad es el INE.

¿Desde qué trinchera va a continuar con la defensa a la democracia en el país?

—Desde mi función de profesor e investigador universitario. No voy a militar políticamente.

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