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Cuando Cecilia Patricia Flores encontró el crematorio clandestino, en los límites de Tláhuac e Iztapalapa, aún salía vapor caliente de la tierra. Posiblemente por el calor emanado, ya que el horno funcionó una noche antes.
Los zapatos de los buscadores que la acompañaban se derritieron al bajar a la fosa, en donde hallaron osamentas de niños, mujeres y perros.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la activista sonorense narró que además de este hallazgo, encontró libretas, ropa y zapatos que aparentemente pertenecieron a menores de edad.
También credenciales de elector e identificaciones de muchas mujeres “que pronto se reunirán con sus familias”, dijo. Asimismo, en un área no tan apartada a la del pozo, que era usado como un crematorio, encontró los cadáveres de 30 perros.
“Nosotros trabajamos por llamadas, pitazos de lugares en donde posiblemente hay desaparecidos. En la Ciudad de México fuimos alertadas de que hay 14 puntos en donde posiblemente hay fosas clandestinas, con cuerpos de nuestros desaparecidos y este es uno en el que decidimos buscar por la zona en la que se encuentra”, explicó la sonorense.
Flores Armenta llegó a la Ciudad de México el lunes 29 de abril para apoyar a familiares de desaparecidos de la CDMX y el Estado de México en una búsqueda especial.
Entre las llamadas anónimas que recibieron los buscadores que la acompañan, hubo una que les dictó específicamente las coordenadas de ese lugar, ubicado en un cerro al sur de la Ciudad de México y los alertó de que opera como un crematorio clandestino desde hace cuatro años.
“El informante nos dijo que ahí están quemando cuerpos desde hace cuatro años. Llegamos y está calientita la ceniza. Los chicos que andaban con nosotros se quedaron sin zapatos, se quemaron del calor de la fosa y creo que puede ser porque anoche todavía operó.
“Cada una de las que venimos salió en su carro, con su gente. Estamos en la búsqueda de mujeres que han desaparecido y ahí encontramos cientos de identificaciones”, explicó.
A pregunta expresa de cuántos cuerpos había en el área, la buscadora no pudo dar un estimado, pero detalló que, a su consideración, “había cientos de osamentas, de cientos de personas” que fueron desaparecidas en el lugar tras ser posibles víctimas de crímenes, esto por la forma de ocultar los cuerpos.
Cecilia Patricia Flores llegó a la CDMX el lunes 29 de abril para apoyar a otros buscadores en su trabajo de campo.
Pese a que solicitaron seguridad, denunció que la Guardia Nacional “las dejó plantadas” los dos días de trabajo. Además, la Comisión Local de Búsqueda no les dio apoyo económico, ni herramientas, para que los localizadores pudieran trabajar.
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“Las herramientas que usamos las pagamos de nuestra bolsa. La Guardia Nacional nos dejó plantadas. Cuando salimos del lugar lo hicimos porque necesitábamos llamar a un comisionado de búsqueda y a seguridad.
“Estábamos revisando lo que podíamos en el lugar y empezamos a notar que pasaba gente, pensamos que estaban paseando a sus perritos, porque traían perros, pero nos dimos cuenta de que nos empezaron a tomar fotos y a seguir. Nos sentimos amedrentados y tuvimos que bajar para avisar lo que habíamos encontrado.
“Éramos varios los que estábamos arriba del cerro, algunos de los compañeros habían bajado ya, otros iban a subir a ver el crematorio y cuando todavía no subían se acercó un chico a tomarnos fotos a todos los que estábamos arriba y abajo. Nos tomó fotos a nuestras caras y nos sentimos amedrentadas, por eso salimos del lugar”, explicó a esta casa editorial.
Por precaución, Flores Armenta y los grupos se alejaron del lugar para comunicarse con las autoridades, pero se coordinaron para mantener vigilancia y esperar que autoridades de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) llegaran al área.
“No subimos (a redes sociales) que encontramos los restos de un bebé porque nos robaron los restos. Los encontramos tarde y los resguardamos en la misma fosa. Llegamos, estaba una camioneta blanca subiendo una cubeta y ya no encontramos los restos. Creemos que se los llevaron”, denunció Flores Armenta.
“Hay muchas evidencias de niños, de mujeres y, donde están los cadáveres de los perros, pensamos que abajo hay más cuerpos.
“No buscamos justicia, solo buscamos que familias puedan reencontrarse, que las madres puedan arropar otra vez a sus desaparecidos. No queremos castigar a nadie, ni culpar a nadie, solo llorarle a nuestros hijos”.
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