En cuestión de minutos, el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya Austin pasó de esperar el inicio de su audiencia vapeando, a frotar su cara con desesperación y lucir un gesto desencajado ante el rechazo de la petrolera a firmar un acuerdo reparatorio para cancelar la acusación en su contra por el caso Agro Nitrogenados.
Durante dos horas, Lozoya esperó en la sala de audiencias a que su padre Emilio Lozoya Thalmann y sus abogados, Miguel Ontiveros y Alejandro Rojas Pruneda, dialogaran con Pemex, cuyos representantes legales llegaron al Reclusorio Norte con la noticia de que no habría acuerdo reparatorio.
En los primeros minutos de espera, Lozoya se veía despreocupado, habló un poco con Ontiveros, quien le afirmaba que la diligencia, programada a las 10 de la mañana, duraría aproximadamente tres horas.
De las bolsas de su pantalón cargo color beige sacó un vapeador rojo que disfrutaba mientras escuchaba a su abogado explicarle lo que ocurriría en la audiencia.
Una vez que el abogado salió de la sala, Lozoya se quedó solo, tomó asiento y aderezó su vapeo con la lectura de un libro cuyo título no alcanzaba a distinguirse.
Unos 20 minutos después, Ontiveros regresó a la sala, esta vez en compañía de Gilda Margarita Austin Solís, madre del exdirector de Pemex, quien no dudó ni un segundo en estirar los brazos y besarle la cara. Durante una hora, madre e hijo conversaron, algunas veces Gilda Margarita le daba palmadas en la pierna al exdirector de Pemex como señal de apoyo, otras tantas se tomaban de la mano cariñosamente.
Lozoya mostró a su madre el libro que estaba leyendo esta vez, pues, desde que está en el reclusorio se ha presentado a las audiencias siempre con una lectura nueva; aprovechaba el tiempo para seguir vapeando, hasta que el personal del Centro de Justicia le informó que eso no estaba permitido; resignado, guardó su vapeador y continuó disfrutando el tiempo con su madre.
Mientras tanto, sus abogados y su padre se encontraban a puerta cerrada dialogando con Pemex y la Fiscalía General de la República (FGR).
Una hora después entró a la sala de audiencias Lozoya Thalmann, quien por primera vez desde que su hijo fue sujeto a prisión preventiva en el Reclusorio Norte, en noviembre de 2021, se presentó a una de las audiencias.
El personal del Centro de Justicia les indicó que hablaran lejos de los micrófonos para evitar que su conversación fuera escuchada; brevemente Lozoya Thalmann explicó a su esposa e hijo lo que pasaba en la reunión entre sus abogados y los funcionarios.
De pronto, casi eufórico, Lozoya Thalmann se levantó y abrazó brevemente a su hijo y, antes de retirarse, celebró de manera anticipada: “Todas las partes están de acuerdo”.
A las 11:39 horas el festejo cambió cuando Lozoya Thalmann regresó para darle malas noticias a su esposa e hijo: Pemex alegaba que faltaban documentos para firmar el acuerdo reparatorio.
La cara de Emilio Lozoya Austin pasó de relajación a enojo y preocupación; mientras su padre continuaba hablando, su madre tomaba su cara para consolarlo y le daba palmadas en la pierna en señal de apoyo.
Cuando Lozoya Thalmann se retiró nuevamente de la sala de audiencias, Gilda Margarita Austin Solís abrazó a su hijo quien después se tomaba la cara con gesto desesperado.
Para las 11:53, Ontiveros regresó para oficializar el anuncio de que la firma del acuerdo reparatorio se pospondría por el momento. Media hora después dio inicio la audiencia; madre, padre e hijo se sentaron juntos del lado de los acusados.
El padre de Lozoya no dejaba de darle palmadas en el hombro a su hijo, mientras que su expresión tampoco disimulaba su molestia por lo infructuosa que resultó la audiencia.
En 10 minutos la representante legal de Pemex solicitó diferir la diligencia por un máximo de dos semanas para esperar a que la defensa de Lozoya Austin consiguiera los documentos que faltaban. Aunque el juez José Artemio Zúñiga mantuvo un tono tranquilo en todo momento, aprovechó para lanzar un llamado de atención a Pemex.
“Si ya sabía Pemex que no había condiciones para celebrar la audiencia, bien hubiera podido informar a este centro de justicia para utilizar este tiempo en desahogar otras audiencias porque todos los casos que se ventilan aquí son importantes, no sólo este”, enfatizó el juzgador.
Zúñiga no fijó nueva fecha de audiencia, lo único que el exdirector de Pemex y su familia tuvieron seguro fue que el exfuncionario pasará, por lo menos, otras dos semanas en prisión.