San José.— Para el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (CONADEH), la situación hondureña es violenta e impide que, pese a las presiones de Washington, el territorio sea considerado tercer país seguro y contenga temporalmente a parte del flujo migratorio de Latinoamérica y el Caribe que, sin visas y por rutas ilícitas, busca llegar a Estados Unidos vía México.

Para el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la inseguridad hondureña cobró, de enero a julio de 2019, un promedio mortal de 10 víctimas diarias, con una tasa de 23.8 homicidios por cada 100 mil habitantes, que superará a la de 2018, de 41.6.

Para ambas instituciones estatales de Honduras, pretender convertir a esa nación en segura para los migrantes, en particular los que proceden de Nicaragua y de Cuba, es una opción inviable.

Sin estar en guerra civil o en conflicto armado con otro país, Honduras sumó 71 mil 695 homicidios de 2004 a 2018 y 6 mil 205 feminicidios de enero de 2002 a enero de 2019, a un promedio superior de 73 asesinadas por mes y más de dos por día, según el observatorio. Una mujer fue asesinada en Honduras cada 20 horas de 2014 a enero de 2019.

“Honduras no reúne las condiciones para ser un tercer país seguro”, dijo el hondureño Roberto Herrera, máximo jerarca del CONADEH. Ejercer esa condición “implica una serie de obligaciones y condiciones que Honduras no las reúne”, porque tampoco “es una cuestión únicamente de la voluntad de un Estado”, añadió.

Como seres humanos, a los migrantes “no se les puede privar del concepto “central que es su dignidad”, alegó.

La categoría de tercer país seguro fue creada en 1951 en la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de Refugiados y permite que, si una persona abandona su país de origen por amenazas de muerte o temores fundados para su vida por sexo, religión, nacionalidad, política o raza y busca solicitar asilo en otro, el segundo puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que le garantice su seguridad.

Ayer se informó que misiones de alto nivel de Honduras y Estados Unidos acordaron en Tegucigalpa proseguir las conversaciones que sostuvieron durante tres días para llegar un acuerdo sobre migración. El presidente Juan Orlando Hernández advirtió el jueves que un acuerdo de tercer país seguro sería una carga “difícil”.

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