Bruselas. La primera operación militar a gran escala emprendida por el presidente ruso ha tenido un resultado contrario a todas las expectativas que se generaron en el preludio de la invasión de Ucrania .

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En el primer corte de caja anual, los hechos son irrebatibles: las botas militares rusas siguen sin pisar Kiev, el régimen del presidente Volodimir Zelensky continúa instalado en Palacio Mariyinski y el Ejército ucraniano no solo no ha capitulado, está mejor armado y entrenado que nunca.

Peor aún para el Kremlin: el asalto a gran escala ha ocasionado lo que Putin quería evitar con la ocupación de la nación vecina, un mayor acercamiento de Ucrania con la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte ( OTAN ).

Igualmente ha provocado mayor unidad al interior del bloque comunitario, una revitalización de la Alianza Atlántica y el reforzamiento de la presencia política y militar estadounidense en el flanco este del Viejo Continente.

El Pentágono tiene desplegados unos cien mil hombres en Europa , 20 mil más que antes de la provocación armada rusa. La sorpresiva aparición en Kiev del presidente estadounidense Joe Biden el lunes, cuatro días antes del primer aniversario de la invasión, supone el mayor ejemplo de los efectos políticos no anticipados por Moscú. George W. Bush fue el último presidente norteamericano que visitó la capital ucraniana en 2008, previamente, solo el entonces mandatario William Clinton había hecho el viaje, en aquella ocasión con motivo de su política de desarme nuclear.

“La operación especial militar, como le siguen llamando en Rusia, ha sido un fracaso. Desde el verano de 2022 las fuerzas ucranianas han reconquistado gran parte del territorio que habían perdido”, dice en entrevista Andreas Umland, analista del Stockholm Centre for Eastern European Studies.

“Hemos llegado a un punto muerto temporal, del que no sabemos si saldremos pronto o no”.

Maryna Vorotnyuk, investigadora del Royal United Services Institute for Defence and Security Studies (RUSI), con sede en Londres, afirma que el conflicto de Putin ha resultado en una guerra de desgaste y sin resultado predeterminado.

“Rusia no puede derrotar a Ucrania con su desgastada maquinaria militar, y las fuerzas armadas ucranianas carecen de la capacidad para liberar los territorios ocupados. Para inclinar la balanza a su favor, Ucrania no solo tiene que resistir, como es el caso actual, también requiere de capacidades para degradar la infraestructura de Rusia y derrotarla”.

Los analistas consultados por EL UNIVERSAL afirman que son múltiples las lecciones que emergen en este primer año de guerra.

El cálculo sobre las capacidades del rival fue erróneo, sostiene Umland. El mandatario ruso se equivocó cuando asumió que Ucrania no sería rival militar; mientras que Occidente sobreestimó el poderío y la destreza militar de Rusia. Las Fuerzas Armadas rusas han sido incapaces de realizar operaciones combinadas empleando aviones, helicópteros, artillería y tropas terrestres.

Al arranque de las operaciones ni siquiera pudieron romper las filas defensivas de un Ejército que arrancó el conflicto equipado con el desactualizado arsenal heredado de la era soviética.

El plan de Moscú ha resultado en la muerte de unos 200 mil hombres en sus filas, según datos del Ministerio de Defensa ucraniano. Mientras que el International Institute for Strategic Studies estima que unos mil 100 tanques han quedado deshabilitados, la mitad de la versión más actualizada del arsenal ruso.

Se especula que la segunda ofensiva rusa ha iniciado a cierta escala. Los datos disponibles muestran que el ataque se desarrolla en “olas frontales” con artillería y gran número de soldados. El Ministerio de Defensa del Reino Unido informó el pasado 12 de febrero que las bajas rusas estaban alcanzando niveles no vistos, 824 por día en la última semana, más de cuatro veces la tasa reportada entre junio y julio pasado.

“El líder ruso pensó que sería una operación militar breve, pero se equivocó”, dice Umland.

Putin también subvaloró a la Alianza Atlántica , que antes de febrero habían mostrado una actitud desalineada. Desde que el primer misil ruso golpeó Kiev, no solo han cerrado filas ayudando militarmente a Ucrania, el bloque ha sumado más aliados en forma de coalición, incluyendo Australia y Japón. En total unas 50 naciones realizan contribuciones a las capacidades de defensa de Ucrania.

Tim Sweijs, Director del Departamento de Investigación del Centro de Estudios Estratégicos de La Haya (HCSS por sus siglas en inglés), señala que Putin efectivamente minimizó a sus rivales, nunca pensó que compartirían con Ucrania su logística, sus conocimientos tácticos y tecnología militar.

Pero, continúa, los gobiernos europeos erraron en pensar que Moscú no se atrevería a revivir los tambores de guerra en Europa, a pesar de Washington había encendido las alertas. La OTAN y la Unión Europea fallaron en trasmitirle a Putin que si cruzaba la línea roja harían lo posible para frustrar sus planes.

Afirma que el poder de disuasión radica en trasmitir al otro la determinación para actuar; y en ese sentido, la OTAN y la UE fallaron.

A un año del arranque de las hostilidades, se puede hablar de ganadores y perdedores. Andreas Umland, sostiene que en términos geopolíticos el gran perdedor es Rusia, pero en términos prácticos, Ucrania, por el sufrimiento acumulado.

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“Pero paradójicamente Ucrania también es ganadora, porque ha entrado básicamente en la alianza occidental, al menos de manera informal; las conexiones son tan estrechas con Occidente y sus organizaciones, que es como si fuera casi miembro de la UE y la OTAN, en términos del apoyo que está recibiendo”.

Afirma que el conflicto metió el acelerador de la asociación con Occidente al grado que se ha ganado el título oficial de candidato a la Unión Europea, un nombramiento que probablemente no hubiera obtenido, en años o décadas, de no haber sido por el asalto militar. Ucrania obtuvo el estatus de candidato a la Unión en junio pasado.

“Si bien la situación en el campo de batalla no está predeterminada y se encuentra lejos de su definición, en términos generales, Rusia está del lado de los perdedores”, indica Maryna Vorotnyuk.

“Su posición económica está destrozada como resultado de las sanciones, y su reputación como potencia militar ha sido seriamente cuestionada por su bajo desempeño militar en Ucrania y la valiente resistencia de Ucrania”.

En tanto que Ucrania, resalta, a pesar de todas las pérdidas económicas y humanas, ha reforzado su postura militar, al tiempo que ha emergido como una nación consolidada y como un eje para los intereses de seguridad euroatlánticos en Europa del Este.

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