Washington.— Con los ojos puestos en las presidenciales de noviembre, el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, participó ayer en Washington en la Marcha por la vida, una manifestación de los activistas contra el aborto.

“Los niños no nacidos nunca han tenido un defensor más fuerte en la Casa Blanca”, dijo a miles de activistas contra la suspensión del embarazo, congregados en el National Mall.

Sin embargo, esta idea choca con la política que inició ayer para evitar que el gobierno restringirá el acceso a visa de mujeres embarazadas que planeen dar a luz en país, “en un esfuerzo por controlar el llamado turismo de maternidad”.

El gobernante agregó en la movilización de ayer: “Cuando se trata del aborto, los demócratas han adoptado las posiciones más radicales y extremas”.

Al mismo tiempo, a pocos cientos de metros de distancia, dentro del Congreso, los senadores continuaron los debates del juicio político en su contra, una mancha indeleble en su mandato.

Los demócratas concluyeron ayer su alegato inicial con el abordaje del cargo de obstrucción al Congreso en el juicio político contra Trump acusándolo de “encubrimiento”, tras ser señalado por presionar al gobierno de Ucrania en beneficio propio.

“Vienen por mí porque estoy luchando por ti y estamos luchando por aquellos que no tienen voz (...) Y ganaremos porque sabemos cómo ganar”, coreó la multitud que asistió a la Marcha por la vida.

La participación de Trump en este evento está lejos de ser trivial: en sus 47 años de existencia, la movilización nunca había recibido a un presidente en ejercicio.

La manifestación se organiza todos los años alrededor del 22 de enero, aniversario de la decisión emblemática de la Corte Suprema en el caso Roe contra Wade, dictada en 1973, que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo en todo Estados Unidos.

En tanto, mientras Trump se sumaba a la causa antiaborto, los demócratas presentaron más alegatos en contra del mandatario.

Buscan quebrar la sólida unidad de la bancada republicana del Senado, que con su mayoría de 53 a 47 absolvería al presidente de los dos cargos por abuso de poder y obstrucción al Congreso.

“El presidente trató de hacer trampa, lo pillaron y entonces trabajó afanosamente para encubrirlo”, dijo el congresista demócrata Hakeem Jeffries.

La congresista Val Demings expuso que, por orden del presidente, seis oficinas del gobierno ignoraron 71 peticiones de información diferentes, incluyendo cinco citaciones, durante la fase de investigación llevada a cabo por el Cámara de Representantes.

El congresista demócrata Adam Schiff, que ejerce como fiscal en el proceso en el que los 100 senadores son jurados, cerró su alegato diciendo: “No se puede confiar en que este presidente haga lo que es bueno para el país (...) Entonces, debe ser destituido.

A partir de hoy y hasta el martes, con un receso durante mañana, la defensa de Trump tomará la palabra.

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