Beijing.— Los restos del cohete más grande de China lanzado la semana pasada se desintegró sobre el mar Arábigo, informó la televisión estatal china.

De acuerdo con una actualización publicada en el sitio web de la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China, que ayuda a cuidar tales operaciones, se esperaba que el cohete se estrellara en el océano Índico.

El país asiático puso en órbita el 29 de abril el primer módulo de su estación espacial, gracias al cohete portador Long March 5B, el más potente e imponente lanzador chino. Este cohete regresaba a la Tierra. Estaba perdiendo gradualmente altitud.

El escuadrón encargado del control del espacio en la base aérea de Vandenberg, en California, “no conocerá la localización precisa hasta después” del aterrizaje del cohete, señaló Space-Track.

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China, muy discreta en este asunto, no había publicado ninguna previsión sobre el posible horario de la entrada a la atmósfera terrestre, donde debería desintegrarse total o parcialmente. Tras un largo silencio de las autoridades espaciales y diplomáticas chinas, Beijing reaccionó finalmente el viernes.

“La mayoría de los componentes [del cohete] se quemarán y destruirán al entrar en la atmósfera”, aseguró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.

“La probabilidad de causar daños a las actividades aéreas o [a las personas, construcciones] en tierra es extremadamente baja”, afirmó en rueda de prensa. El astrónomo radicado en Harvard Jonathan McDowell reaccionó en Twitter el sábado: “Nuevas predicciones de la Fuerza Espacial 18SPCS lo reduce a una órbita: Costa Rica, Haití, España, Cerdeña, Italia, Grecia y Creta, Israel, Jordania, Australia, Nueva Zelanda, Arabia Saudita”.

Aunque partes del cohete queden intactas tras su entrada en la atmósfera, hay grandes posibilidades de que se destruyan en el mar porque 70% del planeta es agua. Pero podrían también estrellarse en una zona habitada o en una embarcación.

“Esperamos que aterricen en un lugar donde no hagan daño a nadie”, declaró el viernes Mike Howard, portavoz del Departamento de Defensa de EU. Según varios expertos entrevistados por la AFP, existe el riesgo de que restos del vehículo de lanzamiento pesado toquen una zona habitada, pero es poco probable. “Dado el tamaño del objeto, es inevitable que queden grandes trozos”, afirmó Florent Delefie, astrónomo del Observatorio de Paris-PSL.

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Pero la probabilidad de un impacto en una zona habitada es “mínima, probablemente menos de una entre un millón”, aseguró Nicolas Bobrinsky, jefe del departamento de Ingeniería e Innovación de la Agencia Espacial Europea (ESA). “No hay necesidad de preocuparse demasiado”, afirmó Jonathan McDowell, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, en EU. “Pero el hecho de que una tonelada de trozos metálicos caiga sobre la Tierra a cientos de km/h no es una buena práctica, y China debería revisar el diseño de las misiones Long March 5B para evitar esto”, agregó.

China ha invertido desde hace varias décadas miles de millones de dólares en su programa espacial. Una sonda china se posó en el lado oculto de la Luna en 2019. El año pasado, trajo muestras de la Luna y terminó Beidu, su sistema de navegación por satélite (competencia del GPS estadounidense). Y en las próximas semanas, China prevé posar un pequeño robot con ruedas en Marte.

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