Las dos huelgas feministas realizadas en España en 2018 y 2019 contribuyeron a visibilizar la lucha por la igualdad de género y tuvieron un impacto significativo en términos laborales, sociales y mediáticos, según las organizadoras de las protestas promovidas por decenas de asociaciones de mujeres agrupadas en la Comisión 8M.

Los paros que se produjeron con ocasión del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), y que pudieron seguirse de manera parcial o total, sirvieron para reforzar al movimiento feminista del país ibérico, que se ha convertido en referencia mundial, además de impulsar la elaboración de una ley integral contra la violencia de género que, entre otras medidas, establece que sólo el consentimiento expreso de la mujer es válido para mantener relaciones sexuales.

Las numerosas y masivas protestas feministas en España se han dejado sentir en el ámbito judicial y en la sensibilidad de muchos magistrados que, ante el clamor popular, están aplicando sentencias más severas a la hora de castigar las agresiones sexuales. Influyeron en la conformación del gobierno ibérico, con uno de los jefes de Estado más paritarios del mundo: 11 mujeres y 12 hombres. En entrevista con EL UNIVERSAL, dirigentes feministas que participaron activamente en la organización de los paros hablan de los mismos y explican la relevancia que tuvieron.

“Lo que buscamos con los paros fue ir más allá y resignificar el concepto de huelga, que no tiene por qué ser sólo laboral. La de 2018 tuvo mayor impacto por ser la primera. En 2019 la estrategia que seguimos consistió en hacer acciones de revuelta antes del paro para inundar de feminismo no sólo el 8 de marzo, sino también los días previos”, señala Mireia Biosca, vocera de la Asamblea Feminista de Valencia.

“Somos conscientes de que no puede haber nunca más una huelga feminista que no tenga en cuenta los cuidados que todos los días del año prestan las mujeres, todas aquellas tareas invisibilizadas que son necesarias para el sostenimiento de la vida y que, por lo general, se omiten en las huelgas convencionales”, agrega. Mireia considera que si hay algo que distingue al movimiento feminista es su internacionalización, puesto que el sistema patriarcal afecta en mayor o menor medida a todos los países.

“Hemos conseguido muchas cosas con las protestas y las huelgas, pero en lo que más se ha notado es en la mirada de los hombres, en su implicación en el movimiento que ha sido fundamental. Han entendido que el feminismo no es un movimiento sólo de mujeres, sino que es uno por la igualdad; y ésta no se consigue si los hombres no se involucran”, asegura Blanca Cañedo, del colectivo Asturies feminista.

Sobre la huelga convocada en México para el 9 de marzo, Blanca considera que está más que justificada, porque el sufrimiento de muchas mujeres latinoamericanas es brutal. “Están empezando a organizarse y pasan miedo, porque las están matando. Muchas de ellas nos dicen cuando observan nuestras luchas que ellas las tienen que hacer desde cero y con una represalia potente. En comparación con Europa, los problemas de las mujeres latinoamericanas están multiplicados por 10 o por 20, pues el nivel de agresión es terrible, con asesinatos que en su mayoría quedan impunes”, relata.

Al igual que la primera, la segunda huelga feminista convocada en España en 2019 tuvo una repercusión desigual, afectando en distintos grados al transporte público, la sanidad y la educación. Según las organizadoras, fue un éxito, con cerca de 70% de seguimiento. Aunque algunas comunidades como Andalucía y Cataluña realizarán paros el 8 y el 9 de marzo, en otros territorios autónomos las feministas decidieron no hacer huelga este año, puesto que no quieren que se acabe institucionalizando esta herramienta de protesta. Pero sí llevarán a cabo revueltas y ocupaciones de espacios públicos en los días previos.

“No fueron las típicas huelgas nacionales, sino que cada territorio de forma autónoma reivindicó sus propios derechos desde su idiosincrasia. Y de ahí que este año varias comunidades hayan decidido no sumarse a la huelga. Es un movimiento que trasciende el nivel estatal y que ha abierto un abanico de relaciones entre un feminismo plural, porque la lucha común es contra el patriarcado”, refiere Rosaria Sessa, vocera de la Asamblea Feminista Unitaria de Sevilla.

A diferencia de México, los mandatarios no descalificaron los paros feministas. En 2018 el presidente conservador Mariano Rajoy evitó polemizar sobre el tema, pero dirigentes de su partido cuestionaron la convocatoria de huelga. En 2019, con Pedro Sánchez en el poder, el Partido Socialista Obrero Español apoyó el paro. Las protestas tampoco generaron mayores controversias en otros ámbitos. Los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas suman en España más de mil desde 2003.

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