Washington.— Hace unos días apareció en uno de los canales del portal Reddit un mensaje en el que una chica de 24 años pedía consejo para hacer un testamento. “Soy profesora en una escuela de Indiana y nuestros planteles han decidido abrir a pesar de que la situación del [corona]virus no está bajo control”, escribía, justificando el por qué de su petición: “estoy 99% segura que voy a enfermar […] Existen enormes posibilidades que acabe con Covid . Es posible que muera una vez vuelva al trabajo”.

Estados Unidos tiene la pandemia totalmente descontrolada (más de 162 mil muertos), con rebrotes en casi todo el país. Los estados han tenido que dar marcha atrás en sus planes de reapertura e incluso el presidente Donald Trump tuvo que reconocer que las mascarillas funcionan, aunque no sean santo de su devoción.

Todas las instituciones están haciendo malabarismos para equilibrar los rebrotes con las ganas de “nueva normalidad” , con planes y estrategias dispares entre territorios. La maniobra más compleja es qué hacer con el regreso a las clases. Las principales asociaciones de educadores y sindicatos de profesores se oponen cada vez de forma más firme a las intenciones de volver a la normalidad absoluta en las aulas.

Rebecca Martinson, profesora en un colegio público en el estado de Washington, publicó una columna en The New York Times . “Pidiéndome que vuelva a las aulas en medio de una pandemia y me exponga a mí y a mi familia al Covid-19 es como pedirme que reciba un disparo y lleve la bala a mi propia familia”, escribió.

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Según las recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades ( CDC ), las fases de reapertura de un territorio se deben hacer si la cifra de nuevos casos está en declive, entre otros factores. Un estudio reciente de la National Education Association ( NEA ) revela que al menos 43 estados no cumplen esta condición.

Cumplir con las guías de los CDC es extremadamente difícil en las aulas, y más con la escasez de presupuesto con la que cuenta el sistema público escolar. Hay que reducir grupos para mantener la distancia social (lo que implica más profesores); limpieza constante; organización de entradas y salidas del edificio para evitar al máximo los contactos; recursos para problemas que puedan aparecer en educación emocional y salud mental ; y el desafío intrínseco de controlar grupos de escolares. De acuerdo con un cálculo de la American Federation of Teachers (AFT), el principal sindicato de profesores de EU, hacen falta 116 mil 500 millones de dólares para un regreso escolar con todas las garantías. Un presupuesto que, directamente, no existe.

Algunos distritos escolares, en vistas de que la pandemia no mejora, ya han tomado decisiones. Los dos más grandes de California, Los Ángeles y San Diego (en conjunto, 825 mil estudiantes), anunciaron que al menos el primer semestre será totalmente virtual, una medida calcada a la de Houston o Nashville. En Nueva York el gobernador Andrew Cuomo dio luz verde a unos 750 distritos educativos para que reabran las escuelas en septiembre, dando “flexibilidad” a las administraciones para establecer sus propios planes.

Seattle plantea por el momento un sistema híbrido de clases presenciales con restricción de aforo y educación virtual , con asistencia parcial y en días alternos, y Chicago. Pero muchos padres de familia se rehúsan a exponer a sus hijos y a ellos mismos, por lo que en las últimas semanas ha habido una serie de protestas.

Regreso a clases, ¿cómo se da en EU, América Latina y Europa?
Regreso a clases, ¿cómo se da en EU, América Latina y Europa?

Una maestra en una co nferencia por Zoom, previo al regreso a clases en Provo, Utah.

En Mississippi, donde el regreso a clases empezó hace dos semanas, en un distrito escolar ya se registraron casos positivos de Covid-19 y se pidió a la gente guardar cuarentena voluntaria.

En Florida, el caso ha ido más allá y el sindicato de maestros ha demandado al gobernador, Ron DeSantis , por presionar para que se reemprendan las clases en persona, violando la provisión de educación pública “segura" que emana de la Constitución del estado.

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La Casa Blanca insiste en la necesidad de volver a la normalidad lo antes posible. “Los niños necesitan volver al colegio y los líderes de los colegios en todo el país tienen que hacer planes para eso”, dijo recientemente la secretaria de Educación, Betsy DeVos, “la norma tiene que ser que los niños vuelvan al colegio este otoño”.

El 8 de julio, Trump tuiteaba que estaba en “desacuerdo” con las guías de los CDC por “duras y caras”, que piden a las escuelas hacer “cosas irrealizables”; culpaba además a los demócratas de presionar para que las escuelas se mantuvieran cerradas; y amenazaba a gobernadores y alcaldes de cortarles fondos públicos federales si no abrían los colegios.

Más allá de la pelea política y la divergencia de decisiones en función de los distritos, hay muchos retos por resolver. La suspensión de clases en marzo, con el inicio de la gravedad de la pandemia, puso el sistema escolar de EU ante un reto mayúsculo.

Las dificultades de la educación virtual superaron los desafíos del inicio, y si bien tanto profesores como alumnos confiesan que no es lo ideal, la mayoría prefieren eso que el riesgo de contagio en las aulas. El trasvase a la enseñanza virtual expone varios retos: no sólo el alargue de la imposible conciliación laboral, familiar y escolar de padres e hijos, sino la inequidad del acceso a buenas redes y herramientas informáticas. Gobiernos estatales y municipales han tenido que gastar parte de los subsidios federales de la pandemia para poder adquirir materiales para alumnos de bajos recursos.

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