San Diego

“Lo único que podemos hacer quienes vivimos en la frontera con México es cruzar y comprar lo que necesitemos al precio mexicano, con arancel o sin arancel” dijo a EL UNIVERSAL Angélica Cuéllar, mexicanoestadounidense, residente en la ciudad de Chula Vista, en el condado de San Diego y a sólo 10 minutos de la línea fronteriza con Tijuana, Baja California.

La imposición de aranceles a las importaciones mexicanas con la que amenazó el presidente Donald Trump, a decir de Angélica, “a quienes vivimos aquí [en la frontera] no nos afectaría en el día a día, porque cruzamos a Tijuana o nos vamos a Mexicali o Tecate y ahí hasta en pesos [mexicanos] pagamos”.

Lo que sí lamentó es el actuar de Trump. “Es pura política chafa de un hombre que no respeta nada ni a nadie, lástima que tenga que ser así. Ya dijo que no lo va a aplicar [el arancel], pero como que deja en el aire la posibilidad, algo así como diciendo ‘cuidado México, pórtate mal y ya sabes lo que te pasa’, y eso no se vale”.

El viernes pasado, tras días de reuniones entre una delegación mexicana encabezada por el canciller Marcelo Ebrard y funcionarios estadounidenses, Trump aceptó frenar la aplicación de 5% de aranceles, desde este lunes, a las importaciones mexicanas, gravamen que aumentaría gradualmente a 25% en octubre, hasta que la administración Trump considerara que el gobierno de México estaba haciendo un esfuerzo importante para evitar que los migrantes sigan llegando a la frontera común entre ambos países con el propósito de cruzar sin papeles o de pedir asilo.

El acuerdo se logró luego de que México se comprometiera a desplegar a la recién creada Guardia Nacional en la frontera con Guatemala y acoger a miles de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos mientras se tramitan sus solicitudes, algo que ya sucede en algunos puntos, pero que ahora se extenderá.

La abogada especialista en comercio exterior, Estela Medina, coincide en que los aranceles no afectarían tanto a quienes viven del lado estadounidense de la frontera. “Sabemos qué es mejor comprar de aquel lado [en Estados Unidos] y qué es mejor comprar de este lado [en México] con o sin aranceles”.

Lo importante, explicó a este diario, es “revisar en qué condiciones México logró el retiro de los aranceles para valorar si no salió mas caro el caldo que las albóndigas, porque una de las exigencias de Trump era que México de ahora en adelante tenía que importar bastantes más productos estadounidenses y eso sería una barbaridad; y eso sin contar que México haya accedido a convertirse en el patio donde los migrantes esperen su proceso de asilo [estadounidense]. En ciudades como Tijuana y a lo largo de toda la frontera, ya no podemos recibir más migrantes, estamos rebasados, hay hambre, pobreza, promiscuidad, crimen y no estamos llegando a ningún lado. Es increíble que los políticos en México no vean por sus connacionales” aseguró molesta.

Los productos fronterizos que más se hubieran visto afectados son las autopartes, los sistemas informáticos, celulares, televisores, frutas, verduras, cervezas, tequila y textiles: “Quizá este primer 5% no hubiera sido de gran impacto, pero era el principio y de no revertirse todo esto, la cosa sí se iba a poner color de hormiga”.

“Lo único malo, que si cruzar al lado mexicano es insufrible, el regreso es un infierno”, comentó Angelica en tono de desesperación. Hace cinco años, recordó, la espera al formarse para cruzar de Tijuana a San Diego “era de un promedio de hora y media, dos horas. Ahora con todo este asunto de los migrantes, que por cierto nos tienen invadidos, cruzar [desde territorio mexicano a Estados Unidos] toma un tiempo promedio de entre tres y cuatro horas. ¡Pero estoy diciendo un promedio, porque a veces son seis y siete horas! ¡Es horrible!”.

Una muestra de lo que pasaría en las regiones fronterizas entre Estados Unidos y México si se llegara a dar algún día el incremento de aranceles contra los productos mexicanos que entran a la Unión Americana, “es lo que esta sucediendo con los productos chinos” consideró Estela: “Hay productos chinos que ya están sufriendo aranceles nuevos en Estados Unidos pero que también pueden comprarse en las ciudades mexicanas fronterizas. Quienes viven del otro lado cruzan y los compran de este lado y se los llevan. Es lo mismo que sucedería [en la frontera] entre México y Estados Unidos en este juego absurdo de la política electoral de Trump”.

Para varios analistas, la amenaza de Trump de imponer aranceles a México partiendo de una crisis humanitaria migratoria es una artimaña para mantener sus bases de votantes, agitados con este tipo de temas controversiales. Sin embargo, en este caso particular, con los ingresos de indocumentados a Estados Unidos disparándose al doble y las solicitudes de asilo desbordadas, muchos no seguidores de Trump también han manifestado su apoyo al mandatario para que exija se les ponga un alto a los migrantes en el camino. Es decir, en territorio mexicano.

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