Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco reconoció ayer los abusos a algunas monjas por parte de curas y obispos, y dijo que trabaja para buscar soluciones contra esta situación, que “viene de lejos”.

Francisco realizó estos comentarios a bordo del avión en el que regresaba de Abu Dabi, en respuesta a la pregunta de un periodista acerca de un artículo publicado la semana pasada en una revista mensual del Vaticano sobre el abuso de monjas en la Iglesia Católica.

“Es cierto, es un problema (...). Dentro de la Iglesia ha habido clérigos que han hecho esto (...). Ha habido sacerdotes y también obispos que han hecho esto”, dijo.

La directora del suplemento femenino del diario vaticano L'Osservatore Romano, Lucetta Scaraffia, pidió a la Iglesia no ignorar esta situación de opresión hacia la mujer.

El Pontífice aseveró que este problema sigue vigente: “Yo creo que todavía se hace. No es que se acabe cuando te das cuenta. La cosa sigue adelante así”, consideró.

Francisco lamentó que, en general, “el maltrato de las mujeres es un problema” y opinó que “la humanidad todavía no ha madurado” y aún se considera a la mujer como “de segunda clase” y de este modo, en algunos países se llega al “feminicidio”.

Dijo que está comprometido a detener el abuso y que se está trabajando “desde hace tiempo” para buscar soluciones, con la suspensión y expulsión de clérigos y de alguna congregación religiosa femenina “muy relacionada con este fenómeno”.

“¿Hay que hacer algo más? Sí, ¿tenemos la voluntad? Sí. Pero es un camino que viene de lejos”, señaló, para después aludir a la labor de su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI en este tema.

“El papa Benedicto tuvo la valentía de clausurar una congregación femenina que tenía cierto nivel, porque había entrado en esta esclavitud, incluso sexual, por parte de clérigos o por parte del fundador. A veces el fundador les quita la libertad a las monjas, puede llegar a esto”, apuntó.

No nombró al grupo, pero el portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti, dijo que era una orden francesa.

Recientemente más monjas, alentadas por el movimiento #MeToo, han dado un paso adelante para describir el abuso a manos de sacerdotes y obispos. El año pasado, la Unión Internacional de Superioras Generales, que representa a más de 500 mil monjas católicas, instó a sus integrantes a reportar el abuso.

Reúne a católicos y musulmanes. Decenas de miles de católicos y varios miles de musulmanes asistieron ayer a una misa pública sin precedentes celebrada en Abu Dabi por el Papa Francisco, en la primera visita que realiza un Pontífice a la Península Arábiga.

Más de 120 mil fieles llenaron el estadio Zayed Sports City y sus alrededores en la capital de Emiratos Árabes Unidos para ver a Francisco, quien se encontraba en el país para promover el diálogo interreligioso.

Emiratos Árabes Unidos alberga a cerca de la mitad de los 2 millones de católicos expatriados que viven en la península, lugar de nacimiento del Islam en la vecina Arabia Saudita. La comunidad incluye un gran número de personas de Filipinas e India.

“Lo más seguro es que no sea fácil para usted vivir lejos de casa, extrañando el afecto de sus seres queridos y quizás también sintiendo incertidumbre sobre el futuro”, dijo el Papa.

Los organizadores calcularon la participación de católicos de alrededor de 100 naciones, junto con unos 4 mil musulmanes, incluidos funcionarios del gobierno.

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