Londres.— La justicia británica asestó ayer un golpe implacable al primer ministro Boris Johnson al considerar “ilegal” y “sin efecto” su decisión de suspender el Parlamento hasta los días previos al Brexit, tras lo cual se multiplicaron los llamados a su dimisión.

Johnson, quien se encontraba en Nueva York para la Asamblea General de la ONU, afirmó estar “profundamente en desacuerdo con lo que los jueces dictaron”. “No cabe duda de que hay mucha gente que quiere frustrar el Brexit”, denunció. Sin embargo, “éste es obviamente un veredicto que respetaremos”, aseguró.

El premier adelantará su regreso a Londres para asistir hoy a la sesión en los Comunes.

Once jueces de la Corte Suprema dictaminaron unánimemente la suspensión parlamentaria como “nula y sin efecto”. “Fue ilegal porque tuvo el efecto de frustrar o impedir la capacidad del Parlamento para llevar a cabo sus funciones constitucionales sin una justificación razonable”, dijeron. En consecuencia, los diputados regresan hoy al trabajo, anunció el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow.

Y se vislumbra un terremoto político para el controvertido primer ministro. “Debemos hacer que el gobierno rinda cuentas de sus acciones. Ahora Boris Johnson debería dimitir”, afirmó el nacionalista escocés Ian Blackford.

En el congreso anual del Partido Laborista, en Brighton, también el líder de la oposición Jeremy Corbyn llamó al primer ministro a renunciar.

“Esta crisis sólo puede solucionarse con elecciones”, aseguró Corbyn, quien adelantó su discurso de clausura, inicialmente previsto el miércoles, para poder regresar a Londres.

Johnson ha pedido anteriormente convocar elecciones anticipadas, pero la oposición ha señalado que sólo las apoyará una vez se haya descartado el Brexit sin tratado bilateral, lo que haría posibles unos comicios a partir de noviembre. Agencias

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