Las Vegas.— Parece que al Partido Demócrata no le importa el tema migratorio. Aunque será uno de los puntos centrales de la retórica del presidente Donald Trump en su campaña de reelección, por tercer debate consecutivo cualquier asunto relacionado con inmigración fue totalmente ninguneado.

El ausentismo del tema fue significativo y preocupante en el debate de ayer en Las Vegas, Nevada, estado que este sábado celebra sus caucus (los primeros del ciclo en la costa oeste), tiene más de 400 mil electores de origen latino, y un 29 de población hispana; la mayoría, de herencia mexicana.

“Lamentablemente es lo que ha pasado en los últimos debates y espero que en el futuro haya una mayor conversación”, dijo al terminar el encuentro Joaquín Castro, congresista demócrata que apoya a Elizabeth Warren. En los dos debates anteriores celebrados este año, en enero en Iowa y en febrero en New Hampshire, ni se mencionó el tema; quizá con la excusa de que ambos estados son predominantemente blancos. Ayer hubo que esperar una hora y 41 minutos para que se mencionara algo relacionado con migración.

La única pregunta sobre el tema fue sobre los dreamers, los jóvenes protegidos de la deportación que ven peligrar su estatus que les evita la expulsión del país, amenazados por las ideas anti-migratorias de la administración Trump. “Lo mejor que podemos hacer para proteger a los soñadores es ganar”, respondió la senadora Amy Klobuchar, a quien iba dirigida la pregunta. Quiso incidir más en el tema el joven exalcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, expresando (en español) que “a los soñadores hay que decirles que este país es su país también”.

Fue Buttigieg quien intentó, en sus argumentos finales, inducir que de alguna forma tiene presente el tema migratorio, expresando su deseo de que todos los habitantes del país “se sientan parte del mismo”. Ahí finalizó el diálogo sobre migración, cuatro ridículos minutos que despertaron la indignación en redes sociales entre activistas y dreamers. La palabra que más se repitió: “Vergonzoso”. Y eso que, antes de empezar el debate, el presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez, se enorgullecía del “microcosmos” que es Nevada dentro de Estados Unidos.

En cambio, sí se habló de un asunto que ha ocupado grandes titulares y circulado mucho por redes sociales: la incapacidad de algunos candidatos demócratas de recordar el nombre del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Como si lo único importante para la comunidad latina fuera eso. “No creo que un olvido momentáneo realmente refleje lo que sé sobre México y lo mucho que me importa”, respondió Klobuchar, una de las que fracasó en citar a AMLO.

Reviró Buttigieg, expresando sus dudas de que alguien que no recuerde el nombre del mandatario del país con el cual se comparte tanta frontera y principal socio económico pueda llegar a la Casa Blanca. “Me estás llamando tonta?”, escupió Klobuchar, añadiendo que, entre otras políticas sobre México sobre los que está informada y tiene ideas, es la de rechazar nombrar a los cárteles como organizaciones terroristas, algo que, acusó, Buttigieg quiere hacer.

Los activistas proinmigrantes sí que hicieron oír su voz, a los gritos de: “¡No a los niños en jaulas!”, “¡No miren hacia otro lado!” que interrumpieron el discurso del exvicepresidente Joe Biden. El resto del debate, un desierto parecido al paisaje árido de Nevada.

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