Washington.— El plan conocido como “tolerancia cero” impulsado este mes por el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, ha provocado ya la separación de más de 650 niños de sus padres, según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) revelados el mismo día en que el presidente Donald Trump afirmó que los menores no acompañados que ingresan a EU “no son inocentes”.

Entre el 6 y el 19 de mayo, “658 niños y 638 adultos” han sido separados en la frontera sur del país con México, según explicó el subdirector del programa de operaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Richard Hudson, en un panel del Senado sobre seguridad fronteriza.

Estos son los primeros datos que se hacen públicos después de que el Departamento de Justicia anunciara el 6 de mayo que presentará cargos penales contra todos los extranjeros atrapados cruzando la frontera ilegalmente. Por el plan “tolerancia cero”, los padres son enviados a custodia penal, mientras que los niños van a refugios financiados con fondos federales supervisados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Ayer mismo, senadoras y congresistas demócratas se sumaron a padres y activistas inmigrantes a los pies del Capitolio para exigir al DHS que ponga fin a ese plan. Las legisladoras denunciaron los cada vez más precarios tratos que reciben las familias inmigrantes cuando llegan a la frontera sur.

La protesta coincidió con un informe de la Unión para las Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU), que reveló que los menores no acompañados sufren “abuso generalizado” y un trato negligente en los centros de detención en territorio estadounidense.

Los documentos presentan numerosos casos de violencia y “abusos impactantes” contra niños migrantes, incluyendo abuso verbal, físico y sexual por parte de funcionarios federales, así como negación de agua potable y alimentos adecuados y falta de atención médica necesaria. Otros abusos incluyen detención en condiciones de congelación o en instalaciones insalubres. Las acusaciones datan desde 2009 hasta 2014 y, de acuerdo con sus autores, son centenares.

En una mesa redonda sobre la Mara Salvatrucha (MS-13) en Long Island, Nueva York, Trump insistió en que EU “tiene las peores leyes migratorias del mundo” y que quienes ingresan ilegalmente “explotan los vacíos en nuestras leyes para entrar como menores extranjeros no acompañados” y de ahí se quedan y son reclutados por las pandillas. “Se ven tan inocentes, pero no son inocentes”, alegó.

En el evento “Proteger nuestras fronteras, proteger nuestras comunidades”, Trump jugó con la posibilidad de terminar la ayuda económica a los países de donde provienen los “pandilleros”, a quienes volvió a llamar “animales”, alegando que esas naciones no hacen lo suficiente para evitar que los jóvenes criminales, especialmente miembros de la MS-13, lleguen a EU. “Nos hacen creer que están intentando pararlo. No están intentando pararlos, pienso que los animan a que se vayan, no son [el tipo de] gente que quieren y los tenemos en nuestro país”.

Su gobierno, advirtió, trabaja en el plan para deducir “muchas decenas de millones de dólares” que entregan a países sin, en su opinión, recibir nada a cambio, e incluso dijo que se evaluará “si les damos ayuda en general”. Aunque no lo especificó, los mareros provienen principalmente de Honduras y El Salvador.

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