Sao Bernardo do Campo, Brasil.— El ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva desafío ayer una orden de un juez de ir a prisión para comenzar a cumplir una condena de 12 años por corrupción y aplazó así el desenlace de un drama judicial que mantiene en vilo al país y que probablemente termine con sus esperanzas de recuperar la presidencia.

Lula permaneció rodeado de colaboradores y aliados en la sede del sindicato de trabajadores siderúrgicos en Sao Bernardo do Campo, en el área metropolitana de Sao Paulo donde comenzó su carrera política.

Las negociaciones entre los asesores de Lula y la policía federal para organizar su ingreso a prisión continuaron anoche, según dos personas con conocimiento del tema. La estatal Agencia Brasil señaló que el ex mandatario podría entregarse hoy.

La expectativa era que el político, de 72 años, pueda conmemorar este sábado, aún en libertad, junto con seguidores en Sao Paulo, el que hubiera sido el cumpleaños 68 de su esposa Marisa Leticia, fallecida el año pasado y por quien se celebrará esta mañana una misa en el Sindicato.

El abogado José Roberto Batochio declaró al periódico Folha de S. Paulo que Lula no “irá pisoteado al matadero” y en lugar de ello se entregará a las autoridades “por su libre voluntad”. La policía confirmó que no intentaría ejecutar el arresto ayer.

El equipo legal de Lula envió una petición tarde el viernes a la Corte Suprema para anular la orden de prisión, luego de perder un pedido de último minuto en una corte de apelaciones. Los abogados argumentan que han agotado las apelaciones de procedimiento e insistieron en que el caso busca sacar al ex mandatario de la carrera presidencial que encabeza.

Más temprano, la defensa de Lula había pedido una medida cautelar al Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) en Ginebra para intentar impedir el arresto hasta que se agoten todos los recursos judiciales disponibles en el caso de la condena a 12 años.

Miles de partidarios, muchos de ellos vestidos de rojo, llenaron las adyacencias al edificio sindical. Gritaban y daban desafiantes discursos calificando al caso como una “caza de brujas”. Una pancarta mostraba la cara sonriente de Lula en una máquina de votación electrónica.

En más de 50 ciudades hubo protestas, según Agencia Brasil, y se registraron al menos 17 bloqueos de ruta en los estados de Pernambuco, Mato Grosso, Pará, Tocantins, Bahia, Rio Grande do Norte, Rio Grande do Sul, Paraíba, Sergipe, Sao Paulo, Espírito Santo y Mato Grosso do Sul y Minas Gerais.

Sergio Moro, magistrado principal de la megacausa sobre corrupción política Lava Jato, había dado de plazo a Lula hasta las 17:00 horas de ayer para entregarse en la sureña ciudad de Curitiba, donde está su tribunal y donde ya está lista una celda especial para recibirlo. Pese a que no se entregó en el plazo estipulado, las autoridades se negaron a considerarlo “prófugo”.

“Es una sala simple, vacía, sólo tiene una cama, mesa, silla y acceso a un baño, nada más. Es lo más simple posible, pero estará separado de los demás” presidiarios, explicó el comisario Igor Romario. En comparación con las condiciones degradantes de los presidios brasileños, la celda, de 15 metros cuadrados, puede considerarse un lujo.

El dictamen de Moro finalizaría con la carrera política de Lula, quien aspira a un nuevo mandato en las elecciones de octubre, y dejaría a la izquierda brasileña sin un candidato obvio para volver al poder.

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