Washington.— El presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, llegaron ayer a Singapur, donde mantendrán una histórica reunión con el objetivo de encontrar una solución al conflicto con Corea del Norte por su programa nuclear.

El primero en llegar fue Kim, quien aterrizó en el Aeropuerto Changi en un vuelo de Air China y fue llevado al hotel St. Regis, donde se aloja su delegación.

Después de arribar, Kim se reunió con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, a quien agradeció que su ciudad sea la anfitriona del encuentro. “El mundo entero observa esta cumbre histórica entre Kim Jong-un y Estados Unidos”, dijo. Además, indicó: “Si la cumbre es un éxito el nombre de Singapur entrará en la historia”.

El líder norcoreano apareció son- riente, e incluso relajado, en las imágenes transmitidas en directo.

Después, el Air Force One en el que viajaba Trump aterrizó en la base militar de Paya Lebar. El magnate fue recibido por el ministro de Exteriores del país, Vivian Balakrish- nan, y después se trasladó al hotel Shangri-La. Se tenía previsto que también se reúna con el premier del país. El magnate se limitó a asegurar que se sentía “muy bien” respecto a la cumbre con Kim.

Trump llegó directamente desde la reunión del G-7 en Canadá, haciendo una breve parada en Creta.

Al republicano lo acompañan el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien ha mantenido ya dos reuniones con Kim en Pyongyang; el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, y el asesor de Seguridad Nacional del mandatario, John Bolton.

El líder norcoreano viajó acompañado de Kim Yong-chol, considerado su mano derecha y vicepresidente del Partido de los Trabajadores; el ministro de Exteriores, Ri Yong-ho; el responsable de Exteriores del Partido, Ri Su-Yong, y su jefe de Gabinete, Kim Chang-son.

Al partir en su avión, Trump dijo que iba de camino a “una misión de paz”, pero alertó: “Confío en que Kim Jong-un quiere hacer algo grande por su pueblo”. Añadió: “No volverá a tener esta oportunidad”.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo: “Valoramos positivamente las intenciones de Pyongyang, Seúl y Washington de lograr un acuerdo amplio para [poner fin a] la crisis mediante conversaciones”.

Desde Roma, el papa Francisco expresó su deseo de que las discusiones del martes “abran la vía a la paz para la península coreana y para el mundo”.

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