Bruselas

La Unión Europea tendrá presencia en las pláticas del Grupo de Contacto Internacional (GCI) para la crisis en Venezuela sin fijar una postura, pero no por falta de interés en tomar partido, sino por la ausencia de consenso entre sus socios. Con el grueso de sus integrantes alineados a uno de los bandos, el GCI tiene previsto iniciar este jueves sus actividades en Montevideo, Uruguay.

Una declaración conjunta divulgada por el Ministerio de Exteriores británico detalla que 19 miembros de la UE (Reino Unido, España, Portugal, Alemania, Dinamarca, Holanda, Francia, Hungría, Austria, Finlandia, Bélgica, Luxemburgo, República Checa, Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Suecia y Croacia) reconocen a Juan Guaidó como líder interino.

“Claramente el espacio para que el Grupo de Contacto desempeñe un papel protagónico es extremadamente limitado. Maduro no estará interesado en sentarse a dialogar con un bloque de países que no lo reconoce como presidente”, dice a EL UNIVERSAL Tom Long, profesor del Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Warwick.

Además de adolecer de imparcialidad, continúa, el IGC tendrá dificultades para acercar a los actores domésticos, pues Guaidó tampoco considera a Maduro como un interlocutor fiable.

“Para acercar a dos partes hay que identificar un punto de coincidencia en donde los intereses puedan converger, lo que no es el caso, en este momento las posiciones son mutuamente excluyentes.

“La única alternativa para iniciar un diálogo de alto nivel es que uno de los dos sienta que ha perdido y se vea en la necesidad de buscar una salida. En el caso de Maduro, sólo el Ejército podría hacer que llegue a esa conclusión”, indica el experto.

Afirma que mientras ambos personajes sigan convencidos de su posición de poder, el juego será uno de “suma cero”.

El experto en Latinoamérica prevé que el ejercicio del ICG se centre esencialmente en expedientes que no necesariamente impliquen un cambio de poder.

“En estos momentos no hay espacio de acción para un diálogo que ponga fin a la crisis de legitimidad política, pero sí lo hay para atender otras cuestiones como es la ayuda humanitaria y evitar que empeore la situación”, señala Long.

“El Grupo de Contacto tratará de encontrar una solución para garantizar que la situación no desencadene en algún tipo de confrontación violenta; allí es donde los esfuerzos se enfocarán, porque saben que es un área en la que pueden ser mucho más productivos, en los próximos días y semanas, que tratar de encontrar una solución permanente frente a intereses que en estos momentos son irreconciliables”, agrega.

Para el también profesor asociado del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el ejercicio del IGC sería más fructífero si hubiera más equilibrio en el equipo mediador, invitando a otras naciones neutrales a participar y entablando comunicación con el régimen de Maduro; exceptuando a Rusia, que en caso de involucrarse podría complicar aún más la situación.

“Ni la participación de Rusia ni la de Estados Unidos sería útil, porque ambas naciones están fuertemente identificadas con la oposición, y sus políticas son explotadas por las partes como argumentos para intercambiar acusaciones. Lo mejor es que se mantengan al margen, una participación visible sólo profundizaría la polarización”, asegura Tom Long.

Una declaración conjunta divulgada por el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, y la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, sostiene que: “El objetivo es contribuir a crear las condiciones de un proceso político y pacífico, que permita a los venezolanos determinar su propio futuro mediante elecciones libres, transparentes y creíbles”.

Este ejercicio involucrará al Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea, ocho países comunitarios (Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, España, Suecia y Reino Unido) y cinco latinoamericanos (México, Uruguay, Bolivia, Costa Rica y Ecuador.

De todos ellos, sólo México y Uruguay han mantenido una posición neutral.

Bolivia insiste en que el pueblo venezolano eligió a Nicolás Maduro como su mandatario en los comicios de 2018, mientras que el resto reconoce a Juan Guaidó como presidente interino, a excepción de Italia, cuya postura es ambigua debido a que las fuerzas políticas están enfrentadas en la Cámara y son incapaces de ponerse de acuerdo.

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