El caso del enfermero Niels Höegel, quien cumple cadena perpetua por dos casos de asesinato y es sospechoso de haber ocasionado la muerte de al menos un centenar de pacientes a lo largo de siete años en los hospitales de Oldemburgo y Delmenhorst, en el norte de Alemania, tiene horrorizada a la comunidad de estas tranquilas ciudades alemanas.

“La noticia fue muy impactante, Oldemburgo es una tranquila ciudad donde raramente se cometen crímenes, nuestra población es pequeña”, explica a EL UNIVERSAL Judith Keller, profesora de educación primaria que ha vivido toda su vida en Oldemburgo, al noroeste de Alemania.

Niels Högel cometió la mayoría de los crímenes en un hospital de Oldemburgo (1999-2002) y en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Delmenhorst (2003-2005), lugares donde inyectó sobredosis de medicamentos a los pacientes —de preferencia aquellos en estado “muy crítico”—, provocándoles fallos cardíacos o colapsos circulatorios.

A continuación, Högel los reanimaba para parecer un héroe en el sanatorio. Sin embargo, no siempre lo conseguía y los pacientes fallecían.

Así continuó hasta que en 2005 una colega lo sorprendió en Delmenhorst inyectando a un paciente una sustancia no prevista. Se le condenó a cinco años de prisión por intento de asesinato.

En 2015 fue condenado a cadena perpetua por dos crímenes y cuatro tentativas, pero poco a poco se fue descubriendo que la cifra de víctimas era mucho mayor. Niels declaró que su intención era demostrar que podía reanimar a un paciente a punto de morir y “por aburrimiento”.

En aquel juicio, dijo haber asesinado al menos a 30 pacientes y haberlo intentado con otros 60, solamente entre los años de 2003 y 2005.

“Obviamente, el hecho despertó emociones ya que le sucedió a las personas más vulnerables, además de que los asesinatos fueron cometidos con un motivo tan despreciable”, comenta a este diario Onno Winters, joven de 22 años de Oldemburgo que actualmente estudia en la Universidad de Friburgo.

Las autoridades alemanas informaron este jueves que los crímenes del enfermero abarcan un mayor número de víctimas, ya que de acuerdo con los últimos exámenes toxicológicos realizados se le puede atribuir la muerte de al menos 62 personas en Delmenhorst y otros 38 casos en la ciudad de Oldemburgo. La cifra podría ser mucho mayor, debido a que muchos pacientes fueron cremados.

El hecho de que tantos pacientes perdieran la vida durante el turno de Niels Högel desató dudas, en concreto en 2001, cuando el número de muertes en la unidad de cuidados intensivos de Oldemburgo se elevó 58%, de acuerdo a cifras publicadas por Deutsche Presse-Agentur (DPA).

Pero en 2003 Niels H. logró cambiar de trabajo a Delmenhorst debido a que tenía una buena carta de recomendación. Tres empleados de este hospital están acusados de homicidio por omisión, ya que a pesar de tener sus dudas sobre el enfermero nunca realizaron una denuncia. Otras tres personas libraron la acusación por falta de pruebas. “Se podrían haber evitado los asesinatos”, afirmó a finales de agosto el jefe de la policía de Oldemburgo, Johann Kühme. Se prevé que se la fiscalía presente una acusación formal a principios de 2018. 

Con información de agencias

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