Katowice.— La comunidad internacional consiguió ayer en la cumbre del clima (COP24) de Katowice, Polonia, sellar las reglas que permitirán aplicar el Acuerdo de París sin comprometerse, sin embargo, a asumir una mayor ambición frente al cambio climático, pese a la urgencia subrayada por científicos.

Tras negociar durante los últimos 13 días, los representantes de 197 países lograron pactar el denominado “libro de reglas” que regirá la lucha contra el calentamiento global durante las próximas décadas.

El acuerdo incluye una referencia al informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), que puntualiza que el mundo sólo puede permitirse un aumento de 1.5 grados Celsius hasta fines de siglo, para evitar poner en peligro el futuro de la humanidad.

Ese dato científico fue cuestionado por un pequeño grupo de países liderado por Estados Unidos, cuya salida del Acuerdo de París no será efectiva antes de 2020.

Finalmente, el acuerdo se limita a “invitar a las partes a hacer uso de la información en el informe”.

“Hubo una falta de respuesta sorprendente al informe” del IPCC. “¡Los países no pueden reunirse para decir que no pueden hacer más!”, deploró Jennifer Morgan, de Greenpeace International.

“En las circunstancias actuales, continuar construyendo nuestro edificio es ya un éxito, incluso los más reticentes están ahí”, defendió en cambio la ministra de la Transición Ecológica española, Teresa Ribera.

“Tenemos una serie de decisiones que son tremendamente robustas y operativas”, explicó Ribera.

El manual adoptado por la COP24 incluye cuestiones de transparencia, un asunto clave porque permite a los países controlar que el resto cumpla con su parte en la reducción de emisiones de gases invernadero.

También concede una cierta flexibilidad a los países en desarrollo, quienes esperaron en vano que se concretara cómo las naciones ricas cumplirán su promesa de apoyarlos con 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020.

Los países tampoco se comprometieron a elevar sus metas nacionales de reducción de gases de efecto invernadero fijadas en 2015, a pesar de que el informe del IPCC alerta de la importancia de acometer cambios “urgentes y sin precedentes” para evitar el aumento de la temperatura.

En la recta final de las negociaciones, la COP24 debatió intensamente un punto concerniente a los mecanismos de intercambio de cuotas de emisiones de CO2 —el llamado mercado de carbono—, medida a la que se oponía Brasil, según confirmaron varias fuentes europeas.

Se trata de una norma que debe reemplazar el funcionamiento vigente bajo el protocolo de Kioto y que está destinada a evitar que las reducciones de emisiones se contabilicen dos veces.

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