Miami.— Decenas de activistas de grupos civiles y religiosos protestaron ayer frente al centro para niños inmigrantes de Homestead, al sur de Miami, por la muerte de al menos siete menores en otras instalaciones similares de Estados Unidos y pidieron el cierre del albergue de Florida.

En medio de la lluvia, los manifestantes urgieron parar la detención de niños indocumentados en el país, entre ellos los de Homestead, con capacidad para 3 mil 200 niños, que es el albergue más grande de su tipo en Estados Unidos

La llamada Marcha para terminar la detención de niños fue convocada por una coalición de grupos religiosos y civiles, entre ellos el Centro de Acción Religioso. El hogar, administrado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), acoge tanto a niños separados de sus padres en la frontera como aquellos que viajaron sin acompañantes, de 13 a 17 años.

El 7 de junio la congresista estadounidense Debbie Mucarsel-Powell pidió la renuncia del secretario del HHS, Alex Azar, por la crisis humanitaria que afecta a menores de edad migrantes separados de sus familias.

La demócrata lamentó la muerte de niños migrantes en el país y se refirió especialmente a las condiciones del albergue para menores de Homestead, al que según dijo el HHS le ha negado “varias veces” la entrada para “supervisar” el bienestar de los menores. El centro Homestead “es un símbolo de todo lo que está mal” con la administración del presidente Donald Trump, agregó la congresista.

En mayo, las autoridades detuvieron a 132 mil 887 personas por entrar ilegalmente al país, casi tres veces más que los 51 mil 862 del año pasado. De los detenidos, 11 mil 507 eran menores sin la compañía de un familiar adulto y 84 mil 542 formaban parte de grupos de familias en los que hay al menos un menor de edad.

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