Washington.— El gobierno de Estados Unidos está utilizando pruebas de ADN para reunificar a padres e hijos indocumentados separados en la frontera, para “acelerar” el proceso de verificación parental, confirmó el secretario de Salud y Asuntos Humanos, Alex Azar, después de que la cadena CNN destapara el procedimiento.

Según el funcionario, se tomó esta medida para la “seguridad” de los niños, para que no sean entregados a traficantes de personas, ya que “no es inusual” que los niños no lleguen a EU con coyotes. “Se hace para confirmar el parentesco de una forma rápida y precisa”, añadió Azar, en una llamada con periodistas.

Sin embargo, para la organización RAICES, una de las más activas en el área de Texas en el trabajo proinmigrante, la aplicación de ese examen genético es la prueba de que la administración Trump no tiene registros de padres e hijos separados y, por tanto, ningún plan para reunirlos. “Es otra demostración de la incompetencia de ICE [la agencia de Inmigración y Control de Aduanas] y una admisión de culpa. […] Nunca registraron padres e hijos de forma adecuada desde el principio y son incapaces de reunirlos”, dijo en un comunicado.

La organización mostró su preocupación por la posible violación de privacidad de los menores al aplicárseles el test bucal y de sangre para recabar muestras de ADN, ya que algunos niños tienen apenas dos meses de vida y son incapaces de dar permiso para esta práctica.

“Han tratado a los niños como criminales desde el principio”, explicaron. En su opinión, es una “idea vil” que sólo quiere “recolectar más información sensible” de los menores. “Les permitirá vigilar a estos niños por el resto de sus vidas”, aseguraron.

El tiempo se agota para cumplir la orden judicial de reunificación. Para el viernes 6 de julio padres e hijos separados deberían haber tenido ya contacto. El martes 10 de julio todas las familias con menores de cinco años tendrían que estar juntas; dos semanas después, el proceso de reunificación de los más de 2 mil 300 niños separados en la frontera debería estar terminado.

Mientras, siguen las quejas por el trato que las autoridades brindan a los menores. Desde el pasado viernes, la organización Grassroots Leadership está recibiendo cartas de madres separadas de sus hijos. En las 20 que ya han publicado, algunos se quejan de que lo “tratan a uno como si fuéramos animales”, con castigos y “no nos daban ni agua ni comida”, durmiendo en el suelo.

“Hay una palabra para eso. Es tortura”, sentenció Claudia Muños, directora de programas de inmigración de Grassroots Leadership.

En un tuit matinal, Trump insistió en que “cuando las personas, con o sin hijos, entran a nuestro País, se les debe decir que se vayan, sin que el país se vea obligado a soportar un largo y costoso juicio. Díganle a la gente: ¡FUERA! y deben irse como si estuvieran en el patio de la casa de uno”. Además, insistió al Congreso que “¡arregle nuestras alocadas leyes de inmigración ya!”, a pesar de que hace unas semanas dijo a los legisladores que no “perdieran el tiempo” con este tema.

La desafección por la política antiinmigrante sigue en EU. En la más reciente encuesta realizada por Quinnipiac University, 58% de los estadounidenses encuestados desaprobó la gestión en este tema de parte de la administración Trump, la misma cifra que hace un mes.

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