Quito.— Los cuerpos de tres miembros de un equipo periodístico de Ecuador, secuestrados y asesinados por rebeldes disidentes de las FARC en Colombia, llegaron ayer a Quito.

El avión que transportaba los cuerpos del equipo de prensa del diario El Comercio, fue recibido por un arco de agua en la pista del aeropuerto de Quito, muestra de respeto reservada para ocasiones o personajes especiales.

Por el gobierno estuvieron presentes el canciller ecuatoriano José Valencia y el ministro del Interior, Mauro Toscanini, quienes aseguraron que continuarán las investigaciones para dar con los responsables.

Decenas de periodistas y familiares que portaban rosas blancas y retratos de los fallecidos hicieron valla de honor a los féretros de el fotógrafo Paul Rivas, el reportero Javier Ortega y el chofer Efraín Segarra, quienes fueron secuestrados el 26 de marzo cuando investigaban la violencia desatada desde inicios de año en la zona limítrofe entre Ecuador y Colombia.

“¡Nadie se cansa!”, exclamó Galo Ortega, padre de Javier, al lanzar la consigna que los periodistas ecuatorianos hicieron viral en redes sociales en los últimos tres meses para reclamar que las autoridades de Ecuador y Colombia trabajen para esclarecer el caso que conmocionó a Ecuador, que por primera vez sufrió este tipo de violencia.

“Se ha convertido en un caso emblemático a nivel regional porque es un caso de un crimen perpetrado por crimen organizado, pero que significa nuevas formas de violencia contra periodistas”, manifestó César Ricaurte, director de la ONG Fundamedios, que defiende la libertad de prensa.

Por su parte, el ministro del Interior de Ecuador, Mauro Toscanini, confirmó que la policía ha detenido a 52 personas presuntamente relacionadas con el grupo disidente de las FARC, liderado por alias Guacho, a quien se señala como presunto responsable de la muerte de los periodistas.

“Sé por nuestra ´policía que hay 52 aprehendidos en el Ecuador y 30 en Colombia que tienen relación con la banda de Guacho", dijo a la prensa en el aeropuerto.

Tras una serie de homenajes de compañeros, familiares y la ciudadanía, los restos serán enterrados el viernes en esta capital.

Los cuerpos fueron rescatados en una zona selvática al sur de Colombia y posteriormente identificados por forenses locales. El fiscal de ese país, Néstor Martínez, dijo que “he empeñado la palabra del Estado de Colombia y por supuesto de la fiscalía general para manifestarle a las familias que este horrendo crimen no va a quedar en la impunidad”.

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