Ser madre soltera es agotador, y cuando esto sucede en Venezuela , las cosas se complican aún más. “Mis amigos en el exterior me ayudaron a juntar recursos para poder tener al niño en una clínica, porque literalmente en los hospitales no había nada, en las farmacias no había medicamentos. Fue todo una odisea”, cuenta Eligreg López una joven venezolana de 31 años.

En 2016 tuvo a su bebé, “todo empezó a escasear. Cuando él nació, yo, mi mamá y mi papá no sabíamos que íbamos a comer. La frontera con Colombia estaba cerrada y no podíamos traer nada”.

El papá de su hijo nunca le ayudó con la crianza. “A pesar de tener el talento, no trabajaba. Era una persona con bastantes conflictos y me dije: yo no puedo cuidar dos niños. Siempre tuve que trabajar sola”, explica la joven.

Eligreg recuerda que el primer año de su bebé fue muy complicado, porque comprar pañales desechables en Venezuela era muy caro. “Yo todas las noches pasaba dos horas lavando los pañales de tela”. Cuando su hijo dejó de necesitarlos, Eligreg ocupó ese tiempo para aprender en blogs e internet de programación y marketing digital.

“Aproveché para agarrar la computadora, porque mis amigos decían que en la programación y en el marketing digital había mucho trabajo, y lo pagaban tan bien”. A pesar de que la venezolana estudió la carrera de Letras Hispánicas, cuenta que con la crisis fue imposible subsistir de esa profesión. “Daba clases de castellano y literatura, pero no duró mucho. Mi sueldo era lo que yo gastaba en transporte, no me quedaba para comer, ni nada”, dice.

Se necesitan once generaciones en promedio para salir de la pobreza en Latinoamérica, especialmente en países como México y Colombia, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Esta brecha aumenta cuando las familias son encabezadas por madres solteras, como en el caso de Eligreg.

La joven conoció una escuela online de formación profesional en tecnología llamada Platzi. Cuando se enteró de que estaban otorgando mil becas para venezolanos debido a la crisis del país, y posteriormente, conoció las que existían para madres solteras, que están destinadas a todos las mujeres latinoamericanas e hispanohablantes.

La suscripción a esta plataforma cuesta aproximadamente 20 pesos (mexicanos) al día. Así, el usuario tiene acceso a más de 200 cursos relacionados con la tecnología. Aunque el costo es accesible para muchos bolsillos, en los hogares que encabezan madres solteras, el dinero se debe destinar a otras prioridades, como la alimentación.

Eligreg se ha enfocado en terminar todos los cursos de marketing digital para tener todos los certificados que la plataforma expide para validar su conocimiento. “No sé por qué la gente no me creía que sabía esas cosas”, cuenta la venezolana. “Ahora estoy terminando los cursos de programación y bases de datos”.

Hace cuatro meses que la joven y su bebé se fueron de Venezuela y ahora viven en Bogotá, gracias a una fundación que le consiguió un vuelo a Colombia para ella y su hijo. “Yo estaba desesperada por irme. Conseguí un trabajo en Marketing Digital vía remota y la electricidad en mi país estaba fallando tanto que yo ya no iba a poder seguir trabajando desde ahí”.

“Agarramos el pasaje y llegamos aquí sin conocer a nadie, pero sabíamos que íbamos a tener algo mejor. Aunque no tengo todos los papeles en regla y eso me asusta un poco. Pero nada se compara con la tranquilidad que da poder hacer la compra mensual y tener la comida guardada en la alacena. Aquí no se va la luz, no se va el agua”, dice agradecida.

Para estas madres, tener la oportunidad de estudiar durante un año de forma gratuita y desde sus casas o en celulares, les permite estar más tiempo con sus pequeños.

El programa de la empresa para otorgar becas a mamás solteras sigue abierto. Las suscripciones no tienen ningún costo para las madres solteras y pueden registrarse en este enlace.

“Queremos generar el mayor impacto asegurándonos de que las becas sean destinadas a mujeres que puedan sacarles el mayor provecho”, explica Diana Reyes,Inbound Marketing Manager de Platzi. Eligreg quiere continuar aprendiendo, para poder especializarse aún más y ahora, gracias a la beca está consiguiendo sus certificaciones.

“Yo aspiro a tantas cosas, veo el temario de los cursos y digo “Dios mío, ya decídete”. Me gustaría seguir en marketing, hay una rama tan amplia en los datos que se pueden generar de la publicidad. Hay tanto campo que se puede descubrir ahí”, comenta Eligreg.

“Lo primero que quise al iniciar Platzi fue sacar los certificados de cursos en las cosas que ya sé. Mi carrera universitaria no es suficiente para mis empleadores y la competencia en mi campo cada vez es mayor, así que me urge demostrarles que sí sé lo que hago y hay alguien que lo certifica”.

Ahora que está en Colombia becada sabe que su hijo tiene la oportunidad de un futuro mejor al que les deparaba en su país de origen. “Hay un curso que se puede tomar de programación para padres y niños. Estoy loca porque él crezca un poco más para que podamos hacerlo juntos. Si va a tener una mamá que sepa de eso, me gustaría a mí enseñarselo”.

Aunque sin duda, su mayor sueño es ver a su hijo crecer en paz y con la seguridad de que siempre tendrá alimento y salud. “Quiero que sea feliz, que haga lo que de verdad le satisfaga y le ayude a ayudar a los demás”.

Video: Erika Oregel

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