San José.- La huella del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) nace en México, cruza Centroamérica, llega a Colombia —que es el principal productor y exportador mundial de cocaína a América, Europa, Asia y África— y enlaza con un socio clave de ese país: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un movimiento guerrillero comunista acusado de participar en negocios de producción y contrabando internacional de drogas y lavado de dinero.

El arresto el viernes anterior de un colombiano en la capital mexicana por su presunta vinculación con el atentado que ocurrió ese día contra el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, habría abierto un portillo para profundizar en el nexo del CJNG con las mafias del narcotráfico de la nación sudamericana, según fuentes policiales consultadas en Bogotá.

Tras el ataque al convoy de García, realizado con armas de grueso calibre y que dejó tres muertos y varios heridos, el secretario aseguró desde un centro de salud en el que se recupera que la operación fue organizada y perpetrada por el CJNG.

La Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia reveló en agosto de 2018 a EL UNIVERSAL que rebeldes del ELN, la última insurgencia de ese país y en armas desde 1964, cobraron dinero para garantizar la salida de los cargamentos de cocaína de ese país hacia el puerto mexicano de Manzanillo, sobre su litoral en el océano Pacífico, para el CJNG.

El ELN cobró unos 70 dólares por cada kilo de la droga, precisó.

Como parte de sus investigaciones sobre el lazo entre mafias mexicanas y colombianas, la Dirección informó a este diario en ese mes sobre los vínculos del narcotraficante Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del CJNG, con la guerrilla del ELN para el contrabando de cocaína a Centroamérica, México y Estados Unidos.

La red criminal envió la droga en veleros, pesqueros y lanchas rápidas y operó en tres departamentos (estados) de Colombia en el litoral Pacífico: Chocó, en el noroccidente, y Nariño y Valle del Cauca, en el suroccidente.

El Mencho, de 53 años, oriundo de Michoacán y considerado por las autoridades mexicanas como máximo jerarca del Cártel Jalisco Nueva Generación, es uno de los hombres más buscados en México por delincuencia organizada y otros cargos.

El comando central del ELN —organización marxista-leninista, procubana y calificada como terrorista por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea— se instaló en 2018 en La Habana, desde donde dirige las operaciones rebeldes. Su cúpula negó reiteradamente estar ligada al narcotráfico.

La comandancia insurgente se instaló en La Habana para desarrollar unas gestiones de paz con el gobierno de Colombia que fueron suspendidas desde enero de 2019, luego de que el ELN admitió que ejecutó ese mes un atentado terrorista contra una escuela policial en Bogotá con saldo de 22 cadetes muertos.

La Dirección anunció en octubre de 2018 que el mexicano Bernabé Millan Rascón, Berna y El Manco, miembro del CJNG y responsable de comprar droga a cárteles del sur de Colombia para exportarla a Estados Unidos, fue detenido en el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, cuando pretendía viajar a México.

La Policía Internacional (Interpol) emitió una circular roja contra él por narcotráfico, tras comprobar que participó en tráfico de cocaína a EU en equipajes preferiblemente de menores de edad. Millan fue descrito por Colombia como “temido narco” del CJNG.

Movimientos

Autoridades policiales y militares colombianas confirmaron a este periódico que hay un incesante despliegue de narcotraficantes mexicanos en Colombia, Ecuador, Perú y Centroamérica para dirigir la producción, el transporte, la distribución y la comercialización de cocaína, en pequeñas misiones o tareas hormiga y en gigantescos operativos de toneladas.

El gobierno de Colombia advirtió, en enero de 2017, de un súbito aumento desde 2014 del ingreso de narcotraficantes mexicanos —en especial del Cártel de Sinaloa y el CJNG— a zonas “no turísticas” de esa nación para comprar cocaína. La presencia fue detectada en áreas de producción de esa droga, como los sureños departamentos de Putumayo y Nariño, fronterizos con Ecuador, y Norte de Santander (noreste), limítrofe con Venezuela.

La alarma sobre la acelerada incursión criminal de mafiosos mexicanos encubiertos como turistas, empresarios, trabajadores o estudiantes, quedó registrada en un memorando de la cancillería de Colombia y en una nota de la Fiscalía General de la Nación; EL UNIVERSAL tiene copia de los documentos.

Los cuerpos antidrogas y migratorios colombianos confirmaron que activan las alertas cada vez que una persona sospechosa oriunda de México ingresa a Colombia.

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