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El alguacil adjunto del condado de Las Vegas, Kevin McMahill, admitió ayer en una rueda de prensa que, tras varios días de investigación, “todavía” no saben cuál pudo ser el “motivo” detrás del tiroteo en el que murieron el pasado domingo 59 personas, incluido el autor del ataque.
“Todos queremos respuestas. Estamos examinando todo, literalmente, incluyendo la vida personal del sospechoso, cualquier afiliación política, sus comportamientos sociales, su situación económica y cualquier potencial radicalización que muchos han sostenido”, aseguró McMahill, antes de reiterar que no hay ningún nexo que vincule la masacre con el grupo yihadista Estado Islámico.
También dijo que nada indica que haya habido un segundo tirador en el cuarto desde el cual disparó Stephen Paddock contra la gente que asistía a un festival musical. “Lo que no puedo decir, y lo que seguimos investigando, es si alguien más pudo haber sabido de este incidente antes de que ocurriera”.
Autoridades indicaron que Paddock intentó comprar un tipo de municiones con carga piroténica que iluminan el rastro que dejan y le habrían permitido disparar con más precisión, pero no lo logró.
Investigadores citados por la cadena NBC News dijeron que la novia del agresor, Marilou Danley, habría dicho en su declaración que recuerda haber visto a Paddock en la cama, gritando de dolor, lo que los lleva a pensar que él pudo haber sufrido “angustia física o mental”.
McMahill apuntó que, en otras masacres, fue relativamente fácil averiguar el móvil de los asesinos porque dejaban notas escritas o publicaciones en las redes sociales. “Hoy, en nuestra investigación, no tenemos nada de eso. Continuaremos investigando con gran perseverancia y esperamos encontrar una respuesta”.