Conocedor de la relación entre Estados Unidos y México, John Sidney McCain III, senador republicano por Arizona durante los últimos 21 años , mantuvo una política que fue del apoyo a una reforma migratoria integral y del cortejo al voto hispano -mediante una oportunista visita de campaña a la Basílica de Guadalupe-, a la dureza contra los trabajadores indocumentados.

Admirado por su influencia y la independencia que siguió respecto al Partido Republicano, McCain copatrocinó en 2017 una resolución bipartidista en la Cámara Alta estadounidense que reafirmó la asociación estratégica entre ambos países y reconoció la necesidad de cooperar en materia de seguridad, defensa y comercio .

“La seguridad y la prosperidad de EU dependen de una fuerte relación con nuestro vecino. En mi estado, más de 100 mil puestos de trabajo dependen directamente del comercio con México y la libre circulación de bienes y servicios en la frontera ha contribuido a un crecimiento económico y un desarrollo sin paralelo. Debemos hacer más para revitalizar el espíritu de nuestra asociación y seguir fortaleciendo nuestra cooperación”, enfatizó McCain.

El piloto de combate que pasó seis años como prisionero en Vietnam tras ser derribado, por lo que se le considera un héroe de guerra, aunque el presidente Donald Trump lo minimizó, razón por la que pidió excluirlo de su funeral, a menudo exhibió también su intervencionismo hacia México.

En 2013, exigió virtualmente a la Casa Blanca ejercer la “jurisdicción territorial” para que policías norteamericanos detuvieran aquí al capo Rafael Caro Quintero, al estilo del secuestro del médico Humberto Álvarez Machain por “cazafortunas” en 1990, por su presunta participación en la tortura y homicidio de Enrique Camarena Salazar, agente de la Administración Antidrogas (DEA), ordenada por Caro Quintero.

Enfurecido por la liberación de Caro Quintero después de 28 años, McCain cuestionó en cartas enviadas a los departamentos de Justicia y de Estado que el Poder Judicial mexicano hubiera revisado la detención del fundador del cártel de Guadalajara y preguntó qué medidas se adoptaron en EU para capturarlo, en caso de que México no lo extraditara.

Nacido en 1936 en Coco Solo, entonces parte de la Zona del Canal controlada por Washington en Panamá, McCain logró una largamente esperada nominación presidencial en 2008 que debía coronar su carrera política, pero tuvo la mala suerte de heredar como candidato oficialista la crisis económica detonada en la administración Bush, a la que respondieron los estadounidenses volcando su apoyo en favor del joven demócrata Obama.

Con el afán de atraer el sufragio hispano, que históricamente se ha decantado por los demócratas, visitó el 3 de julio de 2008, temprano, la Basílica de Guadalupe, convertida en un búnker de acuerdo con la información que publicó EL UNIVERSAL.

Nacido en el seno de una familia episcopal fue acompañado por su esposa, Cindy, el embajador en México, Tony Garza, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, y el rector del recinto mariano, Diego Monroy.

Más tarde, McCain se entrevistó en Los Pinos con el presidente Felipe Calderón, que no ocultaba su simpatía por el republicano. El panista reconoció que la comunidad migrante de la Unión Americana respaldaba a Obama, pero advirtió contra “una vuelta al proteccionismo”, y dijo que el legislador tenía “mayor conocimiento de la realidad mexicana”, lo que puso de relieve una afinidad ideológica que se reiteró en 2017, después de que la ahora ex aspirante presidencial Margarita Zavala, esposa de Calderón, viajó a EU para reunirse con McCain y pedirle ayuda a fin de evitar un triunfo de Morena en los comicios de este año.

De hecho, en una comparecencia en el Senado, McCain preguntó a John Kelly, secretario de Seguridad Nacional y hoy jefe de Gabinete de Trump, sí sería bueno para EU que un candidato izquierdista ganara las elecciones. Horas más tarde, de visita en Washington, el canciller Luis Videgaray pidió al gobierno norteamericano respeto al proceso electoral mexicano, al reunirse con el mismo Kelly. “Le dije de manera respetuosa pero muy clara que las decisiones electorales, que la selección de autoridades en México corresponde solamente a los mexicanos y que lo que esperamos de EU es que se respete el proceso”, aseveró.

Como aspirante al Ejecutivo, McCain radicalizó su postura sobre la migración, en especial para enfrentar a Mitt Romney en las votaciones primarias de los republicanos, que no le perdonaron su apoyo a la propuesta de Ley de Reforma Integral de la Inmigración de 2007.

Incluso seleccionó como abanderada a la vicepresidencia a la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin -de lo que se arrepintió en sus últimos días-, conocida por su rechazo a la “amnistía” para los indocumentados. Pasada la campaña, suavizó su posición y en 2013 fue parte de la “banda de los ocho” senadores que realizaron el último intento serio de alcanzar una reforma migratoria. Su iniciativa resultó aprobada en la Cámara Alta pero chocó con el muro de intolerancia de los diputados federales, que ni siquiera la debatieron.

En consecuencia, Obama tomó medidas ejecutivas que incluyeron el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) en defensa de los jóvenes dreamers, hoy en la mira de Trump.

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