Miembros del grupo yihadista Estado Islámico (EI) atacaron ayer la sede de la organización humanitaria Save The Children en Jalalabad, en el este de Afganistán, dejando un saldo de 10 muertos, incluyendo los cinco terroristas, y 26 heridos .

El asalto, que duró casi 10 horas, inició cuando un miembro del EI se suicidó detonando un coche-bomba; posteriormente sus cuatro compañeros tomaron el control del edificio.

Cuarenta y seis empleados de la ONG —dedicada a la atención de niños en zonas de riesgo— lograron ser rescatados por las fuerzas de seguridad afganas, indicó a la agencia EFE el vocero del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khogyanai.

“Entre los muertos hay dos empleados y un guardia de seguridad de Save the Children, un civil que pasaba por el lugar durante al ataque y un miembro de las fuerzas de seguridad”, precisó Khogyanai.

La sede de la ONG se convirtió en un campo de batalla entre los yihadistas y las fuerzas de seguridad afganas. En el tercer piso del edificios se atrincheró un atacante herido, quien finalmente fue abatido.

De los 26 heridos, 19 registraron lesiones menores y siete permanecen internados, aunque ninguno está en estado crítico, indicó el Directorio de Salud Pública de Nangarha

El secretario general de la ONU, António Guterres, se dijo “horrorizado” por el ataque, mientras que la UE señaló que esta acción “es una afrenta para todas las organizaciones humanitarias”.

Save the Children emitió un comunicado en el que confirmó la muerte de tres miembros de su personal y anunció la suspensión temporal de sus operaciones en el país, al tiempo que reiteró que siguen “totalmente comprometidos en ayudar a los niños más desfavorecidos de Afganistán”.

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