La organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo anunció hoy que fue recuperada la nieta número 127 de los cientos de bebés que fueron robados durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983).

“Hoy cerramos el año, en nuestro 40 aniversario, con otra noticia feliz”, señaló Estela de Carlotto , presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo , organización dedicada a buscar a los hijos de desaparecidos políticos.

La mujer, cuya identidad todavía se resguarda por motivos de seguridad y respeto a su historia, no estuvo presente en la conferencia de prensa ofrecida para anunciar su localización.

Sin embargo, De Carlotto contó que se trata de la hija de Carlos Poblete y María del Carmen Moyano , militantes del grupo guerrillero Montoneros , quienes fueron secuestrados en 1977 en Córdoba y aún siguen en calidad de desaparecidos .

Agregó que la nieta fue buscada por sus dos abuelas, Elsa Poblete y Adriana Moyano , quienes fallecieron sin poder encontrarla, pero ahora podrá reunirse con sus tías, que todavía esperaban que apareciera.

De Carlotto explicó que desde que secuestraron a la pareja, ambas familias se acercaron a Abuelas de Plaza de Mayo porque sabían que Adriana estaba embarazada de ocho o nueve meses.

Ahora se sabe que la bebé nació en la Escuela de Mecánica de la Armada ( ESMA ), uno de los centros clandestinos de detención más importantes de América Latina , donde estuvo secuestrada su madre.

Los represores se apropiaron de la recién nacida, a quien entregaron de manera ilegal a una familia sobre la que pesan delitos de lesa humanidad pero de la que, por ahora, tampoco se reveló el nombre.

El hallazgo alienta la lucha que hace 40 años emprendieron varias mujeres que, aún bajo la dictadura , se organizaron para buscar a sus nietos nacidos en las cárceles clandestinas, y que se calcula fueron alrededor de 500.

En las charlas que mantenían en comisarías y despachos de funcionarios, estas mujeres descubrieron que compartían la historia de hijas que habían sido capturadas pese a estar embarazadas, o que habían parido durante su secuestro.

En un rasgo que caracterizó a la última dictadura, las jóvenes eran asesinadas después de parir y sus hijos adoptados de manera ilegal por los propios represores o entregados a otras familias que desconocían su procedencia.

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