Tlalnepantla, Méx.— “Sólo quiero mis cuerpos, no quiero nada más”, reitera Jorge Armando, quien ha permanecido 10 días junto a lo que fue su casa que ahora está bajo pesadas rocas que se derrumbaron del cerro de Chiquihuite, dejando atrapados a Paola, su esposa, y a sus dos hijos Jorge Dilan, de cinco años, así como a Mia Mayrin, cuyo cuerpo fue encontrado por rescatistas.

“Paola y Dilan siguen ahí”, repite Jorge Armando en entrevista con EL UNIVERSAL, en la llamada “zona cero” del Chiquihuite, donde afirma que no le interesa una vivienda, “sólo mis cuerpos, no pido más”.

El joven, de 24 años, relata que el 10 de septiembre, el día del deslave, estaba trabajando en una obra en la parte baja de la colonia Lázaro Cárdenas. “Acabábamos de poner una losa y los vecinos de al lado dijeron que en el Calvario [en la zona donde estaba su casa] ocurrió un derrumbe. Voltee a ver hacia allá y ya no se veían las casas, sólo la de color rosa”.

Recuerda que cuando llegó “no podía ni creer que hubiera desaparecido [mi casa], sentía impotencia, desesperación, y empecé a buscar a Paola, primero con su mamá, con quien acostumbraba estar, pero no estaba; volví y junto con muchos vecinos empezamos a mover piedras”, pero no encontraron a su esposa ni a sus hijos.

Luego de vivir 12 años en las faldas del cerro del Chiquihuite, seis de ellos junto a Paola, “nunca me imaginé que se fuera a caer el cerro, pero llegó su momento”.

"Paola y Dilan siguen en el Chiquihuite; no me iré hasta encontrarlos"
"Paola y Dilan siguen en el Chiquihuite; no me iré hasta encontrarlos"

“En un sismo caen losas, casas, aquí no fue una vivienda, aquí fue un pedazo de cerro que se deslavó”, lamenta.

Por ello, mientras sus vecinos acuden a registrarse al padrón de afectados, que suma 178 familias, Jorge repite que “no quiero casa, quiero mis cuerpos”, que no se detenga la búsqueda.

El 14 de septiembre, rescatistas ubicaron bajo una pesada roca de 200 toneladas el pequeño cuerpo de Mia Mayrin, quien fue amorosamente velada y despedida por su padre y sus familiares, quienes la sepultaron el 16 de septiembre en el panteón civil de la colonia Lázaro Cárdenas.

“Aquí voy a seguir”, dice, así como lo ha hecho desde hace 10 días en los que no ha dejado la zona, donde observa el trabajo de expertos de la Marina, Protección Civil, Cruz Roja y Ejército.

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