El tianguis de juguetes ubicado afuera de la estación del Metro Hidalgo, de la Línea 3, ayer estuvo desbordado. Los clientes no respetaron la sana distancia por más que los comerciantes siguieron las medidas sanitarias y los llamaron a respetarlas.

Sin embargo, las personas se agruparon sin sana distancia, usaron el cubrebocas en la barbilla o comían algún alimento frente a otra persona.

En la estatua del escritor y político cubano José Martí, frente al Centro Cultural del mismo nombre, la gente que llegaba a hacer entregas de juguetes o videojuegos tampoco guardaba la  distancia y la saturación se observaba desde lejos.

Aunque los comerciantes con puestos sobre el piso intentaron guardar el espacio de 1.5 metros de separación, los fijos no lo hicieron así, pues estaban todos juntos en línea recta; lo único que los dividía del siguiente eran las lonas sobre los costados.

La mayoría de los vendedores colocaron  letreros sobre los puestos con leyendas como:  “Trabajar no es un delito”, esto para mostrarle a las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc y al Gobierno capitalino que dependen económicamente de sus ventas y que no están haciendo algo malo en medio de la contingencia por Covid-19, que en la Ciudad sigue en semáforo naranja.

Uno de los comerciantes entrevistados contó que las autoridades no les permiten trabajar, que los están “molestando” a cada rato y que envían a personal a realizar revisiones.

Bajas ventas

Los  tianguistas de juguetes aseguraron que intentan acoplarse a la nueva normalidad, aplicando las medidas sanitarias para evitar contagios y dijeron que, a pesar del tumulto, aún hay ventas bajas.

Aunque muchos llegan a instalarse entre semana, el sábado sigue siendo su día más fuerte económicamente, y ayer lo aprovecharon luego de cuatro meses en los que se vieron afectados por el cierre.

En ese lapso muchos se sostuvieron con ventas en línea, pero dijeron no es lo mismo que el cliente vea al juguete en físico.

También explicaron que no todos los vendedores se han instalado de nueva cuenta, pero los que ya lo hicieron dejaron visible una botella de gel antibacterial, un tapete sanitizante, y no permitían que los clientes omitieran el uso del cubrebocas.

Además, la administración del mercado sobre ruedas instaló un módulo con agua y jabón para que los clientes se laven las manos, aunque pasaba desapercibido entre los cientos de personas que el sábado hicieron presencia para comprar, cambiar o vender juguetes, cómics y videojuegos.

Entre el ruido de la muchedumbre se escuchaba la música de la serie de TV Batman, dándole ese toque característico al tianguis.

En otro punto, en la Central de Abasto de la CDMX, la sana distancia y el uso de cubrebocas entre los compradores se relajó.

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