Metrópoli

Baja ritmo de construcción del Tren Interurbano

En tramo Zinacantepec-Lerma, se redujo la presencia de trabajadores hasta 70 %; de Lerma a Ocoyoacac la obra está detenida al 100% por litigios de la tierra

Parte de la obra se observa abandonada, hay grandes tramos sin trabes ni ballenas y la infraestructura no está concluida en Ocoyoacac. FOTOS: JORGE ALVARADO
02/03/2019 |03:50Claudia González |
Redacción El Universal
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Toluca, Méx.— La construcción del Tren Interurbano México-Toluca, en el Estado de México, tiene dos rostros. De Zinacantepec a Lerma, se redujo el número de trabajadores y por ende el ritmo de las obras, mientras que de ahí hasta Ocoyoacac, no hay actividad ni empleados.

Entre los municipios de Zinacantepec y Lerma, de acuerdo con trabajadores, se redujo hasta en 70% la presencia de trabajadores asignados al mantenimiento de la vía.

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A partir de ese tramo y hasta Ocoyoacac, que es el límite con la Ciudad de México, comienzan los tramos sin construcción y la obra detenida al 100% por litigios de la tierra.

Ahí, que es el kilómetro 34, los predios con retroexcavadoras y maquinaria pesada, se convirtieron en estacionamientos de tierra vigilados apenas por una o dos personas y en algunos casos, en almacenes de fierro viejo, oxidado, donde se observan uniformes abandonados, en un recorrido que realizó EL UNIVERSAL.

Baja ritmo de construcción del Tren Interurbano

La cochera y los talleres donde se resguardan los trenes, en Zinacantepec, es el punto de partida de esta obra que inició en 2014, todavía se observan algunas camionetas que transportan a los trabajadores a lo largo de los casi 13 kilómetros de vía, entre esta localidad hasta avenida Tecnológico, en Metepec.

En la terminal, a unos metros de la cochera, está casi terminada la rampa de acceso para el transporte público que servirá de ascenso y descenso de pasajeros la cual se ubica en la zona de Las Torres en dirección a la Ciudad de México, del otro lado, últiman detalles de la obra.

Este punto de la zona limítrofe con Toluca, en la colonia Cultural, es la zona más habitada de casi todo el trayecto. Aquí comenzó el comercio ambulante hace cuatro años, junto con la obra. “Somos mi primo y yo, comenzamos a vender tamales y la verdad nos fue muy bien con los obreros, entonces seguimos, pero a partir de enero comenzó a llegar menos gente y las ventas se redujeron a menos de la mitad”, dijo Verónica.

Más adelante está una cafetería–restaurante, el dueño es Jaime Soto, quien dijo que en lo que va del año se redujo en 70% el número de trabajadores, “me di cuenta porque negocié con la responsable del salario de los obreros la contratación de los desayunos, comidas y cenas, antes llevaba entre 80 y 150 diarias, ahora ya es la tercera parte. Mis ventas se vinieron para abajo”, platicó.

Desde esa zona y hasta Tecnológico lo que se observa son trabajadores en algunos tramos dando mantenimiento a lo que parece son las cámaras de videovigilancia, hay 180 en esta vía, según la SCT. En Metepec, se encuentra la segunda estación, donde hay un vigilante para impedir el paso en las escaleras eléctricas ya instaladas.

No es igual en Lerma, a la altura de las plazas outlet, donde disminuye significativamente la presencia de trabajadores, hay algunas máquinas pesadas y comienza a verse a medias la vía del tren. “Nosotros seguimos viniendo a trabajar, pero no se sabe cuánto vayamos a durar porque hay recortes”, dijo uno de los conductores del trascabo.

En adelante toda la obra se observa abandonada, hay grandes tramos sin trabes ni ballenas, y en donde la vía es a ras del suelo, no está concluida la infraestructura.

Al llegar a Ocoyoacac de inmediato cambia el panorama, hay tres puntos detenidos por completo por los litigios con los ejidatarios de San Juan Coapanoaya y San Jerónimo Acazulco en Río Hondito se llevaron toda la maquinaria, dejaron una trabe cortada que movieron porque se equivocaron en el trazo e invadieron tierra que no fue adquirida.

Mientras que en los kilómetros 34 al 41 de la México-Toluca están las máquinas estacionadas y abandonadas, no hay trabajadores y algunos ejidatarios cuidan sus cabañas afectadas por la infraestructura del tren: “quién sabe cuándo vaya a quedar terminado, mientras todos perdemos”.

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