En el municipio de Toluca, en la zona Otomí de la capital mexiquense, León del Valle Almazán diseña artesanías en hueso o de resina que representan la cultura mexicana “con mucho orgullo porque llegarán a muchas partes del mundo, demostrando lo que realmente somos los mexicanos”.
El material, explica, es 99% carbonato de calcio, combinado con resina y su mayor mercado se encuentra en Cancún, Playa del Carmen, Puerto Vallarta y Monterrey.
Las figuras son pirámides, piezas modernistas, catrinas, parejas, monumentos históricos o paisajes emblemáticos del país, además de otras con la representación de San Miguel de Arcángel, San Judas Tadeo o la Santa Muerte.
El taller de este artesano se encuentra en los límites de las delegaciones de San Cristóbal Huichochitlán y San Pablo Autopan, donde tiene dos locales construidos debajo de su casa. Este negocio sale adelante únicamente con el apoyo de su esposa y otro colaborador.
Envía a diversos estados hasta 600 piezas, pero le hacen falta recursos para poder contratar más gente y triplicar su producción, e incluso, exportar, porque su mayor competencia es el producto chino que llega también a esos sitios turísticos con quienes tiene los contratos de venta.
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