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“Me gusta apreciar el color, las mezclas de rubí y granada en los tintos, el brillo de limón de oro que tienen los blancos; es muy rico oler cosas que no son materiales”, dice Hugo Cervantes, catador de vino aficionado.
El vino está presente en las reuniones, bebida de celebración y combinación de sabores entre lo salado y lo dulce. La curiosidad por este mundo es comprensible: a veces los años contenidos en una botella solo se entienden cuando el vino llega a la boca y hoy en Menú te compartimos algunos tips para empezar a disfrutarlo.
De acuerdo con el Consejo Mexicano Vitivinícola, México es un país con producción creciente: cuenta con 17 estados vitivinícolas, de los cuales seis concentran la mayoría de las bodegas. Hoy, 39 de cada 100 botellas que consumen los mexicanos son de origen nacional. Baja California lidera la superficie plantada con 4 mil 365 hectáreas, seguida por Coahuila con 1,000.
¿CÓMO EMPEZAR A DIFERENCIAR UN VINO DE OTRO?
Arlene López, sommelier formada en la Escuela Mexicana de Sommeliers y certificada WSET 2, explica a EL UNIVERSAL que el primer paso es entrenar la nariz: “No se puede reconocer un aroma que no se ha olido antes. Primero, hay que construir un banco sólido de aromas: oler frutas, especias, flores, hierbas…todo lo que ayude a entrenar la memoria olfativa”.
Luego viene la parte teórica: el entender las características organolépticas de cada cepa y de las distintas regiones vinícolas. “Un Cabernet Sauvignon suele mostrar notas de pimiento verde y tabaco (si llega a tener crianza en barrica). Es clave conocer cómo se expresa cada cepa y cómo cambia según el clima”, añade.

También explica que cuando la fruta se percibe fresca, el vino tiende a ser más ácido, mientras que una fruta más madura indica un clima más soleado, es como ver paisajes con tu paladar.
Hugo recomienda iniciarte en el mundo vinícola por vinos blancos jóvenes, espumosos, luego tintos y finalmente los de mayor edad. “En las catas profesionales reviso la luminosidad, luego los aromas y finalmente dejo que el vino recorra unos 15 segundos en mi boca. Lo escupo para disfrutar su entidad sin llegar a un estado etílico”, comenta.
PARA INICIAR EN EL VINO
“Hay que empezar explorando y probando distintos estilos, regiones y uvas. El vino se entiende comparando y descubriendo qué te gusta y por qué. La curiosidad es la mejor guía para los primeros pasos”, aconseja Arlene, mientras que Hugo destaca que el gusto es subjetivo: “No tengan miedo a decir que algo no les gusta, pero tampoco pierdan el deseo por explorar nuevos sabores y texturas”.
¿QUÉ NO HACER DURANTE UNA CATA?
Para Hernández, el mayor error es usar perfume: “Es el mayor pecado. El vino se debe percibir en plenitud y cualquier olor fuerte, enjuague bucal, saborizantes, incluso una vela apagada, puede arruinarla experiencia”.
También recomienda no lavarse los dientes justo antes, pues altera los sabores. Hugo añade que no se deben probar demasiados vinos distintos ni agitar en exceso la copa.

Además, aconseja asistir comido: “Si solo toman, pueden marearse muy rápido. Los vinos no están hechos para tomarse solos, creo; son un elemento del universo de la mesa, con fruta, queso, la comida de la casa", señaló el joven enófilo.
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VINOS MÁS CAROS
Arlene comparte que el vino más costoso que ha probado es Château Mouton Rothschild 2015, una botella que sobrepasa los 40 mil pesos. Explica que este vino destaca por su historia y prestigio, ya que forma parte de las bodegas más admiradas del mundo por consistencia, complejidad y capacidad de guarda.
Además, Mouton Rothschild tiene un sello único que lo vuelve objeto de culto: desde 1946, cada cosecha luce una etiqueta creada por un artista de renombre internacional, convirtiendo cada botella en una pieza de colección.
Han participado figuras como Andy Warhol (1975), Francis Bacon (1990), Salvador Dalí (1958), Pablo Picasso (1973), Antoni Tàpies (1995) y el mexicano Rufino Tamayo (1998).
Hugo ha degustado el Château Lafite Rothschild, que cuesta entre 34 mil y 60 mil pesos. Lo compara con visitar un museo: “Hay pinturas que quizá no son las primeras que te gustan, pero adquieren un valor abstracto, un sentido histórico”.
¿CÓMO IDENTIFICAR UN VINO REALMENTE BUENO?
Sigue las reglas del acrónimo EPIC, del Wine & Spirit Education Trust (WSET), que resume los atributos que debe tener un vino de calidad:
- E. Equilibrio: balance entre fruta, acidez y taninos.
- P. Persistencia: tiempo que permanece el sabor en boca, medido en caudalías (un segundo de sabor sostenido).
- I. Intensidad: concentración y fuerza de sabor.
- C. Complejidad: capas de aromas y sabores que evolucionan con el tiempo y la oxigenación.

Un vino excelente cumple con los cuatro criterios; uno muy bueno, con tres, dos indican que es bueno y con uno, se calificarán como aceptables.
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VINOS DE CALIDAD Y PRECIO ACCESIBLE
Conoce vinos honestos, expresivos y memorables en costos muy accesibles.
- Flocs Cava Clos Pons: un espumoso seco de gran frescura y carácter, ideal para celebraciones o para acompañar comidas ligeras. Ronda los $350.
- Fiori Viorica (Moldavia): blanco aromático y muy expresivo, elaborado con la uva autóctona Viorica. Especial por sus notas florales y frescura sorprendente, diferente a lo que suele encontrarse en este rango. Ideal para comida asiática, carnes blancas y quesos frescos. Ronda los $350.
- Cordus: Hugo Cervantes sugiere este vino con Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Vinos; aromas de fruta madura y vainilla. Su precio va de 200 a 500 pesos, según la presentación.
- Vino Tacuche: tinto originario de Guanajuato, mezcla de Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Syrah. Su precio ronda los 421 pesos.
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