Tecún Umán.— A la orilla del río Suchiate, que divide a México con Guatemala, Rosa Elidenia, su esposo y dos hijos analizan la forma de burlar el cerco policiaco y cruzar a territorio mexicano. No se ven regresando derrotados a su natal Honduras, que abandonaron el pasado miércoles para unirse a la caravana.

“Nos sentimos derrotados porque en México no nos quieren dejar pasar. Allá [en Honduras] no hay trabajo para nadie, la violencia es muy dura”.

Rosa Elidenia, de 27 años, viaja con su esposo, Mario, de 23, y sus hijos Lauri y José Efraín, de tres y dos años, respectivamente, quienes pasaron la noche bajo el Puente Internacional Rodolfo Robles, luego del intento fallido del lunes para ingresar a México.

La familia, junto con unos 4 mil hondureños y algunos guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses, cruzó caminando el afluente, pero ante los hechos violentos decidieron regresar a este poblado fronterizo de Guatemala.

“Mis hijos tienen miedo a la policía, no quieren cruzar para el otro lado, pero les digo que Dios nos va a ayudar”, asegura Rosa.

A la joven familia también le preocupa la falta de recursos económicos, ya que no tiene dinero para alimentar a sus niños.

“Estamos pasando hambre y sed, mis hijos me piden comida y no tengo qué darles. A veces, algunas madres comparten su comida con mis hijos”, señala mientras los menores de edad juegan.

En la aduana de este poblado, Katerin, su esposo, sus gemelos de un año, y su bebé de tres meses de nacido descansan.

La mujer dice que tiene la esperanza de que el presidente Andrés Manuel López Obrador se compadezca del sufrimiento de las mujeres y sus hijos y les permita el libre tránsito. “Ayer hubo mucha violencia, no es justo por los niños, es demasiado sufrimiento para nosotras como madres”, asegura.

Relata que la violencia en Honduras y la falta de trabajo la obligaron a unirse a la caravana junto con su esposo, Lener, de 22 años, y sus tres hijos.

“No sabemos si regresarnos o esperar a que se calme la situación, es bastante difícil regresar a Honduras por tanta violencia”, señala Katerin, de 20 años.

Señala que no quiere ingresar por la fuerza a México y que teme por la integridad de su familia.

“Miré a madres perdiendo a sus hijos, desesperadas por lo que pasaban; entre mamás entendemos el dolor por los hijos, no quiero pasar por eso”, señala.

Buscan a menores extraviados

La fiscalía de migrantes difundió las imágenes de los menores Franklin Gabriel Flores Cerrato, de cinco años, y de la niña Andrea Blitjet Vallesillo Ortega, ambos de nacionalidad hondureña, quienes están perdidos desde el lunes.

La instancia llevó ayer a Griselda Flores Cerrato, madre de Franklin, a Ciudad Hidalgo para que lo buscara, pero no tuvo éxito.

La mujer relató que ellos formaban parte del grupo que logró ingresar a México y que caminaban por la carretera Ciudad Hidalgo-Tapachula cuando fueron interceptados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y que en la confusión se separaron.

Anoche se informó que la niña Andrea se reunió con su madre.

Estaba prevista la salida de cuatro autobuses con migrantes que deseen volver a Honduras, anoche salió el primero.

En tanto, el gobierno hondureño emitió una serie de videos con testimonios de gente que llaman a sus paisanos a no unirse a las caravanas: “No traten de hacer eso, porque si se van, tal vez que se vayan legales, porque realmente no es nada bueno eso en el camino”, dice un hombre, en el que se observa de fondo un avión con la Bandera de México y los logos de la Policía Federal.

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