Hermosillo.— Las compras de pánico escalan cada vez más en esta ciudad, donde ya se han registrado cuatro casos de coronavirus.

Enormes filas de personas con sus carritos de mandado esperan turno para entrar a tiendas trasnacionales que venden alimentos al mayoreo, una realidad que contrasta con la de miles de familias que viven en zonas populares, donde cada día se batalla para comer.

El UNIVERSAL hizo un recorrido por varias colonias en el poniente de la ciudad. El acceso es difícil, hay enormes charcos en el pavimento entrecortado y calles enlodadas por las lluvias de los últimos días.

En una de las calles de la colonia Luis Donaldo Colosio está la casa de Claudia Camarena, de 32 años, quien trata de controlar a sus seis hijos, la más grande de 12 años y la menor de un año.

Todos se encuentran en casa porque desde el 12 de marzo no van a la escuela.

El esposo de Claudia es ayudante de albañil durante el día y por la noche es velador de una gasera, así complementa el ingreso familiar que le permite comprar mil pesos de despensa cada semana y pagar los servicios de agua y luz.

Aun cuando su esposo trabaja más de 18 horas diarias, Claudia no está preparada para comprar alimentos y pasar la cuarentena, a la que prácticamente está obligando la pandemia de Covid-19.

Las condiciones económicas tampoco resisten como para que el jefe de familia pare de trabajar una sola semana, o que deje uno de sus dos empleos.

“No estoy preparada”, dice ante la histeria colectiva de las personas que tienen recursos para comprar alimentos en grandes cantidades.

Considera que la única forma que tiene su familia para adquirir comida y racionarla es solicitar un préstamo, pero no tiene idea de cuánto dinero necesitaría para subsistir en caso de que deban permanecer encerrados.

De la gente que hace compras de pánico no sabe ni qué pensar, pues la alimentación diaria de sus hijos en su mayoría es frijol.

Rita Aurelia García, de 43 años, es vecina de Claudia y su situación económica también es dura.

“Ni siquiera sé qué voy a comer hoy, yo creo que frijoles. La gente está comprando todo, pero aquí no hay dinero. Mi esposo va a una tortillería y las vende en la calle, lo hace todo el día y hasta que llega, casi en la noche, podemos completar lo que vamos a comer.

“Nosotros no podemos comprar comida para guardar, como dicen que mucha gente lo hace, aquí somos cinco, uno de mis hijos salió a trabajar fuera y una hija se casó, pero vivimos cinco aquí, quienes batallamos para comer, por eso nos da miedo que otros compren así”, cuenta a este diario.

Relata que en el centro de salud, cuando fue a atender a su hija de los bronquios —hace un mes—, le informaron lo que era el coronavirus y los cuidados que debe tener un paciente infectado. Dice que su hija adolescente se alivió en su casa.

“Me dicen las vecinas que no debo salir para nada, que ni siquiera a lavar, pero ni modo que no lo haga”, narra.

Cerca de ahí, en El Chaparral, la señora Victoria, de 68 años, camina contenta con una bolsa de kilo de frijol. Se lo acababan de dar en el Ejército de Salvación.

“No quisiera que el coronavirus llegara para acá, ¡Dios guarde!”, expresa la señora.

“Nosotros no salimos porque tenemos miedo, se han muerto algunas gentes de esa enfermedad.

“Dicen que aquí en Sonora hay un caso o dos, y digo que está peligroso, como dice la Biblia: ‘Van a venir cosas peores’, y se están viendo”, exclama temerosa.

Doña Victoria espera incorporarse pronto a la ayuda del gobierno a los adultos mayores.

Su esposo ya tiene el apoyo gubernamental y ese es el único sustento del matrimonio que vive solo, sus hijos les apoyan de repente con 100 pesos, pero tampoco les piden más... no les alcanza, por lo que tienen que recurrir a la caridad para pasar los días.

“La gente rica puede comprar, nosotros no tenemos nada, nada, ni para vivir al día”, lamentó la señora sobre la cuarentena por coronavirus y las compras de pánico que se viven en esta ciudad.

El recorrido siguió y los habitantes de la periferia manifestaron el mismo sentimiento de angustia, de miedo por no tener dinero para comprar comida para una cuarentena ni para vivir el día a día.

En tanto, la Secretaría de Salud en Sonora reforzó la estrategia #QuédateEnCasa, con el fin de mitigar la propagación del coronavirus en la entidad.

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