Durango.— El caso de Paloma Nicole, la adolescente de 14 años que falleció en Durango después de someterse a una cirugía estética, despertó el debate que llevó a la prohibición en el estado de cirugías de este tipo en menores de edad. Sin embargo, especialistas entrevistados refieren que el problema es parte de una violencia estética que permea en la sociedad y, sobre todo, en la juventud.
Laura Sánchez Soto, maestra en sicología clínica y especialista en atención a víctimas, así como Julieta Hernández Camargo, presidenta de la organización Sí hay Mujeres en Durango, coinciden en que detrás del camino que lleva a una adolescente a querer cambiar su imagen hay una violencia estética constante.
Sánchez Soto explica que se le considera violencia estética porque se trata de un problema estructural, es decir, que hay elementos sociales y culturales que colocan en un piso disparejo a una persona, a la cual se le exige cumplir con ciertos estándares de belleza.

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“Todas las personas tenemos una serie de características que nos van a poner en una posición de desventaja ante ciertos fenómenos sociales, tanto para hombres como para mujeres. Entonces, si vemos el perfil de cada persona y este piso disparejo, corremos mayores riesgos en ciertas cosas”, comenta.
La activista Julieta Hernández agrega que en la violencia estética se presenta un estereotipo de lo que debe ser bello; es una influencia que recibimos diariamente del exterior. “Que no la sientes, pero que de pronto ya está en ti”.
Coincide en que es peligrosa porque se trata de una violencia sutil, en la que hasta que aparece un caso como el de Paloma Nicole se pone atención. Sin embargo, advierte que no se limita a las cirugías estéticas, sino que también es causante de problemas como los trastornos de la conducta alimentaria.
En Durango los trastornos alimentarios se incrementaron en 2025, pues hasta la semana epidemiológica 48 se habían reportado 47 nuevos casos, cuando en todo 2024 se contabilizaron 24 casos.
La activista asegura que la violencia estética está provocando un fenómeno en donde ahora muchas jovencitas en lugar de pedir fiesta de 15 años piden una cirugía plástica.
Sobre este tema, EL UNIVERSAL intentó tener una postura del colegio de cirujanos plásticos en Durango, pero a pesar de varios intentos por obtener una entrevista con su presidente, Jonathan Ávalos, no hubo respuesta.
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Hernández Camargo refiere que también se presenta el fenómeno Barbie, es decir, la influencia en niñas de querer tener una vida y un cuerpo perfectos como el de la muñeca, por lo cual buscan diferentes cirugías.
Laura Sánchez considera que para que se haya dado un caso como el de Paloma Nicole se dieron una combinación de factores que fungieron como una especie de bomba.
Menciona que además de las vulnerabilidades propias de la adolescencia, que se relacionan más con la búsqueda de la identidad, se encuentra el contexto actual donde permea un bombardeo a través de medios de comunicación y redes sociales a la sociedad y hasta a las familias de verse y comportarse de cierta manera, de mostrar cierto estatus. Todo ello, dice, detonó que al final la adolescente haya buscado una alternativa.
En ese sentido, Julieta Hernández dice que las redes sociales están potencializando las influencias en la juventud porque ahora las adolescentes se quieren parecer a las influencers, cuando en muchos casos se trata de imágenes distorsionadas.
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Las redes sociales tienen esa situación, son buenas y son malas en el aspecto de la difusión de los estereotipos que hay en las mujeres en la actualidad, no sólo jóvenes sino también adultas”, comenta.
La especialista Laura Sánchez profundiza y cuestiona que seguramente Nicole tuvo contacto con ciertos tipos de estereotipos mucho tiempo atrás, y posiblemente llegaron desde el ámbito digital.
Además —agrega— un adolescente apenas está en formación, en la búsqueda de identidad, de su personalidad y eso significa que tienen ciertas vulnerabilidades a que todos los demás factores externos peguen más fuerte.
“No es una decisión como cortarse el cabello o pintarlo, es un cambio de imagen muy invasivo. Entonces el no visualizar —quizá por la propia inmadurez de la adolescencia— que estos riesgos van a existir y si le sumamos que su cuerpo todavía no está totalmente desarrollado, pues no creo que sicológicamente pueda afrontar una decisión de este tipo, y menos si no hay un apoyo familiar sólido de ambas partes”.
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Añadió que una parte importante para el desarrollo de cualquier adolescente son los límites y estos tienen que venir desde casa para fortalecer también la autoestima.
En noviembre, el Congreso estatal aprobó la llamada Ley Nicole, en la que se prohíben en Durango las cirugías estéticas en menores de edad y sancionan la usurpación de funciones en estos procedimientos, pues cabe recordar que la madre de Paloma Nicole fue acusada de omisión de cuidados y usurpación de profesiones, ya que participó en la cirugía de su hija sin ser una profesional de la salud. Su pareja, padrastro de Nicole, realizó la cirugía y también enfrenta cargos por omisión de cuidados como autor cómplice y práctica indebida del servicio médico.
Sobre estos cambios al Código Penal, Julieta Hernández menciona que la ley no es todo, pues opina que no se gana nada con tener muchas leyes que regulan, sino que también hace falta el trabajo desde la familia y la escuela con las juventudes, con las niñas, en el que aprendan a valorarse, que acepten su cuerpo y no tengan una autoestima baja.
La sicóloga Sánchez reconoce que es cada vez más común en consulta toparse con adolescentes que expresan su preocupación por dejar de ser adolescentes, por querer tener una imagen y mentalidad como si fueran personas adultas, a comparación de poder disfrutar. Sin embargo, también dice que son comunes los casos de mujeres adultas que también están preocupadas porque la edad sigue avanzando.
“Entonces, la adolescente desea ser más adulta y la adulta desea ser más joven, y es un ciclo de no acabar y de no disfrutar justo lo bonito de disfrutar cada una de las etapas”, expresa.
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