Guanajuato.— Uno de los delitos que se triplicaron en los últimos dos años en el estado fue el de desaparición de personas, presuntamente vinculado a la operación del Cártel Santa Rosa de Lima.

Ahora, después de la detención de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, representantes de colectivos y familiares de víctimas confían en que pronto se conozca el paradero de sus seres queridos.

Uno de esos casos es el de Guadalupe Alejandre, de Irapuato. La mujer, madre de dos hijos, narra que uno fue asesinado y que, el mismo día del velorio (1 de noviembre de 2017), sujetos armados se llevaron a su otro hijo, que sigue desaparecido y a quien no se cansa de buscar.

La señora Lupita cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL que no abre ese cuarto —el de José— del segundo piso de la casa, porque le causa mucho dolor, tristeza e impotencia el saber que no está.

No contiene el llanto al recordar que José siempre fue un buen hijo, estudioso y responsable de sus papás, además de que era un excelente padre para su hija de cinco años.

Lupita voltea a la entrada y ve las sillas que su hijo le iba a regalar a su pequeña. La señora, de edad avanzada, aprieta más el rosario que porta en la mano y su mirada se desencaja.

Con un rostro de terror, enfatiza que desde que recrudeció la disputa de los cárteles en el estado se vive con el miedo de ser una de sus víctimas.

Considera que con la detención de Yépez Ortiz se abre una ventana más que, tal vez, le pueda permitir a las familias con personas desaparecidas encontrar a sus seres queridos… vivos o muertos.

“Nosotros [tenemos] fe de que si nuestros hijos o seres queridos no están bien, a ver si ya sale todo, porque ya los buscamos en fosas y en morgues”.

Expuso que ya los familiares de las personas desaparecidas con nada van a poder sanar su dolor.

Lupita recordó que a El Marro le dolió su madre el día que lo detuvieron y hasta lloró, por lo que le pide que ahora se ponga en el plan de padre.

“Pero [El Marro] no llora cuando daña a miles y miles de personas y, como hijo de Dios, al igual que nosotros y los que han desaparecido, debe pensar en el dolor que cada uno de nosotros sufrimos”, reflexiona.

Sin embargo, aclara que —al final de cuentas— todo dependerá también de lo que hagan las autoridades, las cuales, hasta ahora, únicamente han criminalizado a las víctimas, así como a sus familias.

El hoyo negro

La Fiscalía de Guanajuato no tiene actualizada su página de personas desaparecidas desde el año 2012 y también tiene vacío el sitio de trata de personas.

Se buscó a su departamento de Comunicación Social para que proporcionara las cifras del histórico, pero no respondió.

Raymundo Sandoval Bautista, defensor de derechos humanos, indicó que, de 2012 a la fecha, las organizaciones de búsqueda de personas calculan cerca de 2 mil 100 desaparecidos en esta entidad.

Explicó que, con base en planteamientos de especialistas, la desaparición es cometida por los cárteles, como parte de sus prácticas para controlar y dominar el territorio.

Dijo que a partir de los últimos tres años, la desaparición cometida por particulares ha tenido un incremento en Guanajuato por el crecimiento de los cárteles y sus prácticas.

Señaló que las desapariciones tienen que ver con la trata de personas, reclutamiento forzado o con explotación sexual comercial. Se registran con mayor frecuencia en la zona Laja-Bajío y los municipios del corredor industrial, al sur del estado.

Cuestionó el actuar de la fiscalía en el manejo de las investigaciones y de las cifras que, advirtió, ha ocultado y sólo les ha dado un manejo político.

“Es decir, parece que es muy eficiente el trabajo ministerial de la fiscalía, cuando en realidad lo que está revelando es que ha ocultado información”.

Sandoval Bautista dijo que las familias de las víctimas coinciden en que con la captura de El Marro se puede proporcionar información que favorezca la identificación o la misma búsqueda, “aunque no hay claridad de cómo puede ser eso”.

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