Pachuca.— Este año, los hermanos Maribel y Héctor lo perdieron todo: la casa, el patrimonio de años y lo que más les duele, sus padres, sus abuelos y una tía. El agua se los llevó junto con los recuerdos materiales; sólo quedaron los que guardan en la memoria.
En redes sociales aún circula un cartel: “Se buscan. Desaparecidos en Chapula, Hidalgo”. En el anuncio están cinco fotografías: dos hombres y tres mujeres, todos adultos. Los nombres se muestran con la esperanza de que alguien los haya encontrado o sepa algo de ellos, pero han pasado más de 60 días y la esperanza se ha desvanecido.
Fue el 9 de octubre cuando la localidad de Chapula, donde se encontraba su hogar, quedó prácticamente arrasada. Las lluvias, ocasionadas por una vaguada monzónica, ocasionaron la crecida del río Chapula, que arrasó con todo.
Lee también Frente frío 21 impactará a Hidalgo; emiten alerta por lluvias fuertes y descenso térmico
La casa de Jorge Sánchez y Emilia Hernández, que estaba a la orilla del río, desapareció en cuestión de minutos. El agua, las piedras y los escombros se llevaron no sólo la vivienda, sino también las cinco vidas que estaban dentro.
A dos meses de la tragedia, Maribel cuenta lo que han sido estos días. Su voz, aunque tranquila, se quiebra por momentos al recordar a sus padres, a sus abuelos, Emilia y Prisciliano, y a su tía Cristina, quien estaba de visita.
“Tengo que ser fuerte, porque si no soy fuerte no voy a salir de esto, y salir es muy complicado. Si Dios quiso que fuera así, fue por algo. Si quiso que me quedara sin nada, es para volver a empezar de cero. ¿Para qué lastimarme odiando la vida?”.
Lee también Siguen en la búsqueda de sobrevivientes en Hidalgo
Esta es la historia de Maribel, pero también la de cientos de familias hidalguenses a quienes las lluvias les cambiaron la vida.
En 28 municipios hay 236 comunidades afectadas; para que vuelvan al punto en que se encontraban antes del 9 de octubre, se estima que pasarán al menos dos años. Para muchos, la vida ya no será igual. Faltarán en la mesa padres, hermanos o hijos: aquellos que la lluvia se llevó. Se cuentan 22 muertos de manera oficial y 9 personas no localizadas, entre ellas la familia de Maribel.
“La realidad me golpeó de frente”
Maribel cuenta que ese jueves 9 de octubre se encontraba en Cuamelco, donde trabaja como docente en la escuela Narciso Mendoza. Recuerda que ese día hubo una lluvia intensa que empezó a inundar la zona y se preocupó. Decía: “Si aquí pasa esto, ¿cómo estará Chapula?”
El viernes no hubo comunicación. En redes sociales comenzaron a circular imágenes de la devastación en Tlacolula, la comunidad vecina, y como muchos de sus paisanos, dijo: “Si Tlacolula está devastada, de Chapula no quedará nada”.
Lee también “La familia está bien, haz hasta lo posible por pedir ayuda”
El domingo recibió la llamada de su tío Ricardo, quien vive en Pachuca, para contarle que, efectivamente, no quedaba nada.
Él había salido en busca de la familia. Tras intentar llegar por veredas, finalmente arribó a Chapula. El panorama, relata, fue desolador: la casa había desaparecido y con ella toda la familia.
“Yo no quería pensar en lo inimaginable, pero la realidad me golpeó de frente”, lamenta Maribel.
Su familia fue dada por desaparecida y comenzó la búsqueda. A dos meses, han asumido que ya no se encuentran con vida, por lo que realizaron una ceremonia simbólica, unos funerales que les permitieran tener un lugar al cual llevar flores, donde llorar.
Lee también Hidalgo, el reto de la reubicación y la pérdida de tradiciones tras las inundaciones y lluvias
El día que Maribel regresó a Chapula, recuerda, su casa ya no existía; pero eso no le impactó tanto.
“¿Para qué quería una casa si lo más importante ya no estaba dentro?”. Volver de vez en cuando al pueblo donde nació y creció es sólo un ritual: ir a llorar por sus padres. Ahora debe empezar de cero, buscar dónde vivir, consolarse junto con su hermano. Dice que las autoridades les han informado que su pueblo ya es inhabitable.
Ahora, cada procedimiento, cada trámite les exige un acta de defunción que no tienen y las autoridades les dicen que si no hay un cuerpo, no hay actas de defunción. Sin actas, tampoco existe forma de recuperar lo que legalmente les corresponde a través del seguro, que les pone trabas y les recuerda que la tragedia no sólo fue natural: también se traslada a las oficinas, vestida de burocracia.
“Ningún otro estado tuvo este nivel de destrucción”
El 9 de octubre, una vaguada monzónica provocó la caída de 750 milímetros de agua; es decir, más de lo que llueve en todo un año en algunas regiones, explica el subsecretario de Protección Civil, Román Bernal Díaz.

Lee también Ariadna Montiel reporta conclusión de apoyos en estados afectados por lluvias; falta entrega de enseres
Para dimensionar la magnitud, un huracán fuerte puede dejar entre 200 y 300 milímetros en un día; 750 milímetros representan más del triple de lo que cae en eventos muy severos. Según la Conagua, esta cantidad de lluvia no se había registrado en más de 100 años en Hidalgo.
Este fenómeno afectó a Veracruz, Puebla, San Luis Potosí, Querétaro e Hidalgo, este último fue el estado más golpeado. Casi la mitad de los 84 municipios tuvo daños y 28 fueron catalogados con afectaciones graves.
El saldo oficial fue de 22 personas fallecidas. Inicialmente se reportaron 43 desaparecidos, cifra que dos meses después se redujo a nueve.
De acuerdo con el subsecretario de Protección Civil, días previos a la tragedia ya se habían registrado lluvias que saturaron el suelo en la Sierra Norte, Sierra Gorda y Sierra de Tenango, lo que redujo la capacidad de absorción del terreno. Así, durante la tormenta del 9 de octubre, el agua escurrió por las laderas, lo que generó fuertes corrientes y debilitó la superficie.
Esto provocó desprendimientos de tierra y rocas a través de derrumbes, además del aumento súbito en los niveles de los ríos y el arrastre de piedras, troncos y otros materiales que se convirtieron en proyectiles contra viviendas y caminos.
El resultado, detalla Bernal Díaz, fue la destrucción de caminos, viviendas colapsadas, localidades incomunicadas y puentes destruidos. Señala que eventos de esta naturaleza han rebasado incluso a otros países.
Los daños en Hidalgo abarcan 13 mil 673 viviendas con diversos tipos de afectación, según la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes. De ellas, mil 400 son irreparables.
Lee también Daños por lluvias en Hidalgo alcanzarán los 8 mil millones de pesos: Julio Menchaca
Hasta el momento, dice, se mantiene el censo para conocer el número de damnificados, que se cuentan por miles. El gobierno estatal reporta 675 derrumbes, 158 deslaves y 359 caminos dañados.
En total, 236 comunidades resultaron incomunicadas, lo que obligó a realizar 917 vuelos para entrega de víveres y evacuaciones de emergencia, así como 336 traslados aéreos o terrestres por motivos de salud.
La ayuda llegó también desde la propia población. Habitantes utilizaron drones para enviar despensas y, en casos como el de Chapula, fueron familiares de los afectados quienes reunieron recursos para pagar vuelos privados, con los cuales lograron evacuar a más de 200 personas.
Lee también Lluvia revierte panorama de sequía en cultivos de Hidalgo
Una reconstrucción que tomará años
Las lluvias provocaron una de las emergencias más graves en materia de infraestructura y afectaciones por fenómenos naturales en la entidad, asegura el secretario de Infraestructura Pública y Desarrollo Urbano Sostenible, Alejandro Sánchez García.
En total se contabilizaron 412 afectaciones, entre derrumbes, puentes dañados y deslizamientos, así como más de 58 mil habitantes sin acceso por tierra. Además, 130 caminos de la red federal, estatal y rural quedaron cerrados y 46 puentes resultaron dañados o colapsados.
“Había derrumbes del tamaño de una recámara; la maquinaria más grande se veía diminuta junto a ellos”, recuerda.
Sánchez García califica las escenas en comunidades como Tlacolula y Chapula como zonas de guerra: “Es muy triste. Parece que ocurrió una guerra. Todo está destruido”.
Indica que la fase de emergencia concluyó, pero la reconstrucción apenas comienza y podría tomar cerca de dos años, con un costo de unos 8 mil millones de pesos. “Fue un golpe muy fuerte. Ningún otro estado tuvo el nivel de destrucción que vivimos aquí”.

[Publicidad]
[Publicidad]


