Cannes.— Lou Reed siempre fue una figura enigmática, vibrante y poderosa que al lado de fue capaz de crear una banda única que sigue intrigando e hipnotizando. Así se muestra en el documental "The Velvet Underground" que se presentó con éxito en Cannes y en el que el director de Carol y Dark Waters combina la belleza estética con el ritmo y la profundidad de una historia musical que no se había contado.

El propio Haynes cuenta en entrevista: “La fábrica y sus miembros son como una familia disfuncional a la que tuvimos que seducir, perseguir y convencer para que participaran en el proyecto”.

Un esfuerzo titánico en cuanto a edición, pues Todd y sus productores lograron reunir más de 600 horas de pietaje, 8 mil fotografías y otra decena de horas de entrevistas a los amigos de Lou Reed y Warhol que aún siguen con vida.

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“No tener a Lou vivo fue algo con lo que tuve que luchar siempre al hacer el documental. Sabía que hay una lista de preguntas imposible de hacerle y tendría que llenar de otras formas. Ese fue uno de los retos más grandes. Y como no iba a poder tenerlo, mi mayor pregunta era cómo hacerlo lo más presente posible en el documental y la respuesta fue excavando todo lo que había de él en archivos”.

El director explica que la carrera de Lou Reed no es necesariamente un proceso sano, ni feliz.

“Pero hay veces en que tienes que tener la capacidad de tocar las raíces de los sentimientos y de las cosas para llegar a la profundidad de lo que quieres hacer, y Reed lo hacía”.

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El proceso de edición fue brutal, cuenta Haynes

“Todo mundo dice que en los documentales los editores son los escritores de la historia”.

Pero fue la pandemia la que lo ayudó a hacer este trabajo de forma minuciosa y codo a codo con Affonso Goncalves, su editor de cabecera.

“Justo cuando empezó la primera ola de Covid empezábamos a montar el documental y para mí era fundamental trabajarlo paso a paso con mis editores, así es que me quedé en Los Ángeles, con Fonssi, y acabamos encerrados haciendo la cuarentena juntos y trabajando al cien por ciento en esta disección del material”, recordó el cineasta, quien también logra que el potente movimiento cultural del Nueva York de los años 60 esté de forma muy viva en la cinta.

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“Era muy importante mostrar cómo el que tantos artistas se pudieran reunir en un mismo sitio era la gasolina para que todas estas expresiones y propuestas surgieran. Hoy en día todos estamos más dispersos. Internet nos ha separado mucho y paradójicamente es lo que nos ha hecho sobrevivir en esta pandemia.

“No tener a Lou vivo fue algo con lo que tuve que luchar al hacer el documental. Sabía que hay una lista de preguntas imposible de hacerle”; TODD HAYNES, Director.

“Pero estos movimientos artísticos que surgieron en París en los años 20 o en Nueva York en los años 50 y 60 tenían que ver con la concentración geográfica de las personas en un mismo lugar. Fue muy importante que las personas se vieran, escucharan y conectaran, que existiera la cultura de las fiestas, de la vida artística social que propiciaba la creación y la interacción. Hoy en día eso es más difícil y no sé si se volverá a dar”.

En este documental otro punto interesante es cómo se muestra la diferencia cultural que había en los años 60 respecto a las filosofías de la vida. Y es que mientras en la ciudad de los rascacielos surgían muchos grupos de contracultura, como la banda The Velvet Underground, en California crecía el movimiento hippie, algo que Reed y sus compañeros aborrecían, una de las cosas más importantes de vivir en los años 60 era decidir rechazar a los hippies. Era algo notable”, finalizó el realizador que ya está trabajando en Fever, el filme en el que contará la vida de Peggy Lee.

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