En 1994, cuando a los 22 años laboró por vez primera en el entonces Instituto Federal Electoral como integrante en el círculo de colaboradores de José Woldenberg, Lorenzo Córdova era objeto frecuente de novatadas por parte de los veteranos. Llamaba la atención no sólo por ser hijo de Arnaldo Córdova —notable politólogo, jurista, historiador—, sino también por su risa fácil, su inclinación a gesticular y, sí, por su ingenuidad. Un compañero malicioso lo motejó “Inocenzo Córdova”.

Nada de lo que vivió en el IFE por casi 24 meses en aquella primera etapa que interrumpió para cursar posgrados en la Universidad de Turín, Italia, parece haber arredrado a Córdova; al contrario. En las dos décadas siguientes dedicó al tema electoral varios libros, cientos de artículos y miles de discusiones, construyendo un prestigio que en abril de 2014 lo hizo convertirse en el primer consejero presidente del ahora Instituto Nacional Electoral (INE).

Su candidez, sin embargo, lo llevó esta semana a ser sujeto de un escándalo mediático por una irritante conversación telefónica difundida justo el día en que el organismo impondría una nueva sanción al Partido Verde. Un partido que goza de dos alianzas demasiado peligrosas para tomarlas a la ligera: el PRI y las televisoras.

En la vieja lógica policial —¿quién gana con esto?—, la filtración de la grabación en donde Córdova, con lenguaje laxo, conversa con el secretario ejecutivo del Instituto, Edmundo Jacobo (quien permanece casi mudo), debe interpretarse como una celada cocinada al interior del INE para debilitar a Córdova y a la propia autoridad electoral. Ninguna de las fuentes consultadas por este espacio duda en entender este hecho como un golpe decretado por una coalición de personajes que incluye a consejeros del Instituto y a dirigentes del Verde y del PRI. Un grupo que según reportes reiterados, alardea en privado tener conexiones directas con el jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Aurelio Nuño.

Desde su fundación, en 1990, los integrantes del órgano electoral mexicano reflejaron diversas visiones ideológicas y nexos partidistas, pero difícilmente puede encontrarse un momento en el cual el bloque priísta de consejeros haya actuado de manera más coherente y contado con tantos aliados. Esta es la red que atrapó a Córdova para enfrentarlo no a “fuego amigo”, sino a un virtual fusilamiento político.

El consejero Marco Antonio Baños, ligado con la burocracia electoral al menos desde 1991, coordina al bloque de consejeros alineados con el partido en el gobierno, la mayoría de ellos de bajo perfil y escasas luces: Adriana Favela, Beatriz Galindo y Enrique Andrade. Y cuando se ha tratado de defender al hasta ahora imbatible trinomio Partido Verde-PRI-televisoras, este bloque lograr atraer a otros dos consejeros: Javier Santiago y Benito Nacif.

Esta poderosa coalición ha logrado imponer criterios y en casos extremos, ablandar sanciones no sólo en el INE sino también en el tribunal federal electoral, donde desde 2009 se han bloqueado sanciones a las que el Partido Verde se ha hecho acreedor por burlar disposiciones legales y constitucionales que prohíben hacer campaña abierta en medios de comunicación electrónica, especialmente en las televisoras. El Verde irá de nuevo al tribunal para invalidar las multas del INE. Ya antes lo logró.

En el transcurso de las semanas recientes y tras meses de discusiones internas, el INE impuso una serie de sanciones al Partido Verde —la última, por 322 millones de pesos— por pagar spots en decenas de canales nacionales y locales de televisión ligados al duopolio Televisa-Televisión Azteca. También se anunció en televisión restringida. El PVEM, que funciona como una franquicia familiar bajo las directrices de Jorge Emilio González, ha declarado públicamente que se opone al régimen constitucional y legal que le prohíbe estas prácticas.

Las multas al Verde, las terceras más altas en la historia —sólo superadas por del Pemexgate del PRI y “Amigos de Fox”— serían mucho mayores si los órganos de fiscalización del INE hubieran rechazado el reporte del propio Verde según el cual pagó por cada anuncio transmitido un promedio de 39 pesos. Si la sanción hubiera tomado en cuenta tarifas reales, debió haber ascendido a por lo menos 2 mil millones de pesos.

El Partido Verde ya se burló del INE y ridiculizó a Lorenzo Córdova. Si en esta historia gana, ¿quién pierde? Pierde la equidad de la contienda, la confiabialidd del proceso. Es decir, perdemos los ciudadanos.

APUNTES: Gustavo Madero, presidente del PAN, apresurará la elección interna del nuevo dirigente nacional, programada ahora para el verano. Con ello no deberá autodesignarse coordinador de la próxima bancada en Diputados y cerrará el paso a la campaña de Margarita Zavala. Ello pavimenta el camino para que el puesto lo gane Ricardo Anaya.

rockroberto@gmail.com

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