Europa está experimentando uno de los flujos de migrantes y refugiados más significativos en su historia reciente. Empujados por la guerra civil y el terror, y atraídos por la promesa de una vida mejor, gran cantidad de personas han huido de Medio Oriente y África, arriesgando sus vidas en el camino. Más de un millón de migrantes y refugiados cruzaron hacia Europa en 2015, comparado con sólo 250 mil el año anterior. La magnitud de la crisis continúa, con más de 135 mil personas arribando en los primeros dos meses de este año.

Los conflictos en Siria, Irak y Afganistán están conduciendo a la gente hacia una peligrosa travesía para llegar a Europa, principalmente a través del mar. Trescientas personas han muerto ahogadas en el mar Egeo este año. La pobreza y los abusos a los derechos humanos, así como deficientes condiciones de seguridad, están impulsando a la gente a dejar sus países en África y otras naciones asiáticas.

Las islas griegas cercanas a Turquía son el objetivo principal de la atención europea, ya que miles de migrantes continúan arribando a las costas cada día. Las tensiones han ido escalando entre dicho país y sus socios europeos, que acusan a Atenas de saludar deliberadamente a los migrantes que deben ser registrados tan pronto entren a la Unión Europea.

Grecia, que insiste que no puede convertirse en el centro de detención europeo para migrantes, demanda una justa distribución de la carga. Italia enfrenta las mismas críticas, aunque en menor escala. La Comisión Europea está revisando las condiciones regulatorias, pero en el terreno las condiciones de los refugiados están generando violencia, especialmente en la frontera entre Grecia y Macedonia, anterior parte de la República de Yugoslavia, 14 mil personas están ahí detenidas impidiendo que continúen su ruta hacia Europa en condiciones humanas miserables. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) critica a los europeos por una crisis autoinfligida. Las restricciones fronterizas adoptadas por los países balcánicos violan la Convención para los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967, debido a que no permiten la evaluación de las condiciones individuales de cada refugiado. El secretario general, Ban Ki-moon, hizo un llamado a todos los gobiernos a mantener sus fronteras abiertas y a actuar en el espíritu de solidaridad y responsabilidad compartida al ampliar los lazos legales para que los solicitantes llegan a su asilo.

La crisis está escalando con el tiempo y con mejores condiciones ambientales. El lunes 7, líderes de la Unión Europea sostuvieron una cumbre clave con Turquía en Bruselas sobre la manera de lidiar con la peor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La Unión Europea está presionando a Turquía, por donde muchos migrantes transitan, para recibir de regreso a algunos refugiados a cambio de 3.3 mil millones en ayuda. Turquía está solicitando doblar la suma y su presidente Recep Tayyip Erdogan acusó a la Unión Europea de fallar en la entrega de su previamente prometida ayuda, una queja compartida por todos los gobiernos de los países que están alojando a los migrantes.

Al final del día un consenso fue alcanzado sobre principios más amplios para enfrentar la crisis. Los europeos ayudarán a Turquía en recibir refugiados de cualquier nacionalidad. Turquía aceptará refugiados indocumentados devueltos a su territorio con la condición de que los europeos asienten en Europa el mismo número de refugiados sirios que residen en Turquía. La idea es lograr disuadir masivamente el tráfico ilegal de personas, pero cómo enfrentarán las autoridades el flujo continuo hacia sus costas queda por verse. La ONU y organizaciones humanitarias expresaron sus dudas sobre la legitimidad de tal acuerdo

Los turcos tendrán, acorde al convenio, un acceso más fácil a Europa y el proceso para que Turquía entre a la Unión Europea será acelerado. Otra cumbre, relacionada con el mismo asunto, se llevará a cabo el 17 y 18 de marzo para finalizar los detalles del acuerdo.

Por cinco largos años, el conflicto sirio fue un juego de naciones, donde las potencias regionales e internacionales se disputaron el territorio y el sangre sirio sobre sus propios intereses. Ahora la miseria de los refugiados sirios está convirtiéndose en un factor desestabilizador de Europa y está amenazando su unidad y sus instituciones. El efecto sirio se está expandiendo.

El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011

nouhad47@yahoo.com

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